A finales de agosto de 2006, en Praga, la Unión Astronómica Internacional (UAI) se reunió para, entre otras cosas modificar la definición de planeta. La resolución fue votada por mayoría y un planeta pasó a ser :
«Un cuerpo celeste que (a) está en órbita alrededor del Sol, (b) tiene suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas rígidas del cuerpo de modo que asuma una forma de equilibrio hidrostático (casi redondo), y (c) haya despejado de otros cuerpos su órbita”. Precisamente esta última característica fue lo que expulsó a Plutón del Olimpo de los planetas del sistema solar y llevó a Alan Stern, principal investigador de la misión New Horizons a Plutón, calificarla de “una mierda”. Para Stern no tiene sentido aceptar el criterio “de un astrónomo sobre un planeta. Pedirle la definición de un planeta a quien estudia una amplia variedad de objetos celestes y fenómenos cósmicos, en lugar de a un científico planetario, que se centra exclusivamente en planetas, lunas y sistemas planetarios, es como ir a un podólogo para una cirugía cerebral. Ahora, cuando miramos un objeto como Plutón, no sabemos cómo llamarlo”.

Por ello, un grupo de científicos, liderados obviamente por Stern, han elaborado una propuesta para modificar el criterio de planeta y lo ha enviado a la UAI para su consideración. La propuesta señala que un planeta es “un cuerpo de masa sub-estelar que nunca ha sufrido una fusión nuclear y que tiene suficiente gravedad para asumir una forma esferoidal adecuadamente descrita por un elipsoide triaxial independientemente de sus parámetros orbitales”. O, básicamente: un cuerpo redondo que no es, ni ha sido, una estrella”. La modificación clave que persigue el equipo de Stern es conseguir que se tengan en cuenta sus propiedades físicas intrínsecas, no sus interacciones con las estrellas.
Si la UAI lo admite deberíamos dar la bienvenida a unos 100 planetas nuevos en nuestro sistema solar, entre ellos volvería Plutón y entraría la Luna, sí, la nuestra.

De acuerdo con los firmantes, existen varios errores en la actual etiqueta de planeta.“En primer lugar, reconoce como planetas sólo aquellos objetos que orbitan nuestro Sol, no aquellos que orbitan otras estrellas. En segundo lugar, el hecho de que requiera “limpiar su órbita” es algo que ningún planeta en nuestro Sistema Solar puede satisfacer, ya que existen una serie de pequeños cuerpos cósmicos que constantemente están volando a través de las órbitas planetarias, incluyendo la órbita terrestre. Y, por último, estipular esa zona de “limpieza” implica que un planeta está sujeto a las matemáticas, ya que habría que determinar cuan grande debe ser la zona libre de otros cuerpos. Ni siquiera un objeto del tamaño de la Tierra, en el cinturón de Kuipert, liberaría su órbita”.
Por lo tanto, ¿nos quedamos con 8 planetas o damos la bienvenida a más de 100?

Juan Scaliter