Por supuesto, el cambio más visible sería la desaparición de las mareas, y variaciones de las costas sometidas a ese cambio de nivel del mar. Disminuirían las olas, pero también quedaría afectada la circulación atmosférica, y los climas cambiarían.

Posiblemente disminuiría algo la actividad geológica también. Pero el cambio más radical a largo plazo se produciría porque la Luna orbitando alrededor de nuestro planeta funciona como un giróscopo, estabilizando la órbita y la rotación terrestres.

Sin la Luna, el eje de la Tierra podría cambiar repentinamente, provocando una catástrofe global, alterando el ciclo de las estaciones y todo el clima. Sin Luna no ten­drían sentido el calendario hebreo, ni el musulmán. Ni la división en meses recordaría las fases de la Luna.

Redacción QUO