Gracias a una beca, otorgada por la National Science Foundation (NSF) de Estados Unidos, un equipo de científicos, liderados por Kyle J. Bibby, de la Universidad de Pittsburgh, dedicará los próximos cinco años a desarrollar nuevos métodos de secuenciación de ADN para medir las cargas virales en el agua y asíseñalar de modo más eficaz amenazas a la salud. El proyecto se ha denominado Metagenómica Viral Cuantitativa para la Evaluación de la Calidad del Agua (Quantitative Viral Metagenomics for Water Quality Assessment).

A menudo, cuando ríos o playas se cierran para los bañistas, el motivo es que los análisis efectuados indican un aumento de E. coli, algo que se produce generalmente después de que lluvias abundantes saturen el sistema de alcantarillado. Sin embargo, la concentración de estas bacterias no es un indicador fiable de la cantidad, y menos de la variedad, de virus que se pueden encontrar en el agua y que representan un mayor peligro de causar enfermedad en los seres humanos.“Los virus pueden persistir en el agua más que la bacteria E. coli – explica Bibby en un comunicado –, y son un componente importante de las enfermedades causadas por aguas contaminadas. Aunque los virus no suelen aparecer en concentraciones mayores que las bacterias, sí constituyen un peligro, especialmente cuando las vías fluviales están contaminadas por desechos humanos».

El problema es que, según el propio. Bibby, los métodos convencionales utilizados para detectar patógenos virales en el medio ambiente son muy limitados debido a la diversidad viral. Sin embargo, los avances en secuenciación del ADN, han aumentado la capacidad de detectar incluso la menor carga viral. “En la actualidad, se sabe muy poco sobre la diversidad y la dinámica de los patógenos virales en los sistemas afectados por las aguas residuales – concluye Bibby –, ya que en el pasado los virus eran difíciles de detectar. Gracias a los nuevos métodos podremos analizar los datos con rapidez y precisión. En el futuro, la detección de patógenos virales será muy beneficiosa en muchos otros escenarios, como brotes virales repentinos, seguridad en la producción de alimentos y epidemiología viral”.

Juan Scaliter