Hará diez mil años comenzó el declive de los mamuts. El final de la Edad de Hielo significó su desaparición del continente americano y del territorio de la actual Siberia. Pero un pequeño grupo de ellos todavía pervivió unos cuatro mil años aislados en diversas islas.
Ahora, gracias a un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Berkeley en California, sabemos un poco más de como fue su final. Los autores del estudio han analizado los restos de un ejemplar aparecidos en la isla de Wrangel, en el Ártico. Se calcula que cuando ese animal murió la población mundial de mamuts debía de ser muy escasa; no más de trescientos.
Los investigadores han logrado estudiar su genoma y han observado que acumulaba muchísimas mutaciones. Las cuales habían provocado, entre otras cosas, que perdiera sus receptores olfativos o que el pelo que cubría su cuerpo hubiera sido sustituido por una especie de capa traslúcida.
Según los especialistas, las mutaciones fueron las que provocaron la desaparición de estos últimos colosos. Explican que, cuando una población decrece en número de forma tan alarmante como les sucedió a estos mamuts isleños, ya no es capaz de evitar los daños provocados por la endogamia. Y acaba desapareciendo.
Vicente Fernández López
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