En 1643, unos trabajadores desenterraron huesos gigantes en un campo de Brujas, Bélgica. Los naturalistas estaban convencidos de que provenían de un gigante de forma humana. Su longitud se correspondía con la referencia bíblica de Og, rey gigante supuestamente asesinado por Moisés.

En 1728, el anatomista británico Hans Sloane identificó unos restos similares procedentes de Siberia como pertenecientes a elefantes. Pero… ¿animales de climas cálidos en Siberia? Fue a finales del siglo XVIII cuando el zoólogo francés Georges Cuvier concluyó que esos huesos gigantes eran de un pariente de los elefantes: el mamut.

Entonces, ¿de dónde procedían esos gigantes? ¿Cuál era su aspecto? ¿Qué los llevó a la extinción? ¿Tuvo el humano algo que ver con su repentina y dramática desaparición? Los biólogos han discutido estas cuestiones desde tiempos de Cuvier. Sin embargo, en los últimos años ha aparecido novedosa e interesante información gracias a los últimos estudios de ADN. El registro fósil del mamut, además, es uno de los mejores: ”Puedes seguir la evolución de su anatomía y ver cómo ha cambiado de un animal parecido a un elefante común hasta una criatura muy especializada, el mamut lanudo”, dice Adrian Lister, autor de Mamuts: gigantes de la Edad de Hielo.

Walt Disney lo hizo por algo

Pero eso no lo pueden hacer los huesos per se. Afortunadamente, las condiciones de congelación en las que vivían han preservado huesos, carne y pelo. A veces se han encontrado ejemplares enteros congelados, lo que da una idea casi exacta de cómo eran. Hay otra cosa más que el hielo conserva: su huella genética. Gracias al pelo de los mamuts congelados se ha secuenciado casi la mitad del genoma de la especie. “En el espacio de pocos años, con una cantidad relativamente pequeña de esfuerzo, hemos partido de la ignorancia total de sus movimientos hasta ser capaces de decir cuándo tuvo lugar una migración, de dónde venían y adónde se dirigían”, explica Ian Barnes, paleobiólogo molecular de Royal Holloway, Universidad
de Londres. También está ayudando a resolver cuestiones sobre sus orígenes. “Se sabe que los mamuts surgieron en África”, dice Lister, “ya que fósiles de mamuts ancestrales de hasta cinco millones de años se han encontrado allí”. En 2006, los investigadores secuenciaron el ADN mitocondrial, lo que reveló la estructura del árbol genealógico del elefante. Los estudios muestran que el linaje del elefante africano fue el primero en escindirse del ancestro común, hace unos 6 millones de años.

Las plantas halladas con los fósiles sugieren que vivían en hábitats abiertos y que se alimentaban de árboles y arbustos. Pero el fin de la época glacial condujo a la evolución de una nueva clase conocida como “mamut de estepa”, con adaptaciones claras para la vida en un mundo más frío y al cambio de vegetación. Hasta hace poco parecía como si esta etapa de la historia del mamut hubiera sido un caso de evolución gradual, ya que los primeros mamuts aparecieron hace 750.000 años. Pero este retrato estaba basado en fósiles hallados en Europa.

Siguiendo la pista al gigante

Los fósiles recientemente desenterrados en China pintan un retrato diferente. Muestran que evolucionó allí hace 1,7 millones de años y se expandió gradualmente por el hemisferio norte al tiempo que reemplazaba a formas más primitivas. “El Este Asiático fue el área clave para la evolución del mamut después de la radiación inicial de formas primitivas hacia fuera de África”, dice Guangbiao Wei, director del Instituto de las Tres Gargantas Chongqing, en China.
Fue más o menos por aquel tiempo cuando algunos cruzaron un puente de tierra que unía Siberia con Norteamérica. Allí, evolucionaron hacia formas distintivas norteamericanas y algunos se extendieron hasta Centro y Sudamérica. Mientras, algunos esteparios se estaban especializando incluso más para los climas fríos y las praderas abiertas, lo que dio pie a la aparición del mamut lanudo, el más famoso de su clase. De nuevo, aunque los fósiles europeos sugieren que aparecieron en un momento relativamente reciente, hace unos 150.000 años, ahora sabemos que empezó a evolucionar hace unos 700.000 años en el norte de Siberia.

Su característica más distintiva: su cobertura peluda de hasta un metro de larga. Los recientes análisis de un gen conocido por determinar la pigmentación, en cambio, sugieren que la mayoría tenía realmente una cobertura marrón oscura. Los tonos rubios, pelirrojos y negros que se han observado son el resultado de diferencias en la conservación. Poseía una gruesa capa de grasa bajo la piel para aislarse del frío. También orejas más pequeñas y una cola más corta que sus antepasados, para minimizar las pérdidas de calor. Sus enormes colmillos probablemente se usaban para asustar a los predadores y resolver conflictos, pero también eran utilizados para excavar la nieve y exponer la vegetación comestible, e incluso para romper el hielo.

Su ADN revela ahora más formas en que esta criatura estaba adaptada a la vida en el frío. Pero, ¿se efectuaban las mutaciones al azar? Para averiguarlo, Barnes y sus colegas fabricaron hemoglobina de mamut y la investigaron en el laboratorio. “Su hemoglobina libera oxígeno a temperaturas más bajas que la del elefante”, según Hofreiter. Eso quiere decir que su sangre era capaz de seguir llevando oxígeno a las células aunque sus extremidades se enfriaran.

Además, el estudio demuestra que su población y rango se expandió a medida que el mundo entraba en la última glaciación, hace unos 100.000 años. Se mantuvieron estables en esa edad de hielo. Pero cuando terminó, se extinguió el mamut. ¿Qué pasó? Algunos biólogos piensan que fue culpa de un acontecimiento repentino hace 12.000 años. Otra hipótesis es que fue un impacto de meteorito el responsable. Existe también la “hipótesis de la guerra relámpago”, que culpa a la expansión de la captura con lanza de los cazadores humanos.

La caza tuvo lugar, sin duda, pues las pinturas de las cuevas y las puntas de lanza halladas en los huesos lo testifican. Pero hay cada vez más evidencias de que los amigos lanudos no acabaron como pensamos. La datación de restos de mamut realizada por Lister y otros sugiere que el mamut lanudo ya había entrado en declive varios miles de años antes de desaparecer finalmente. Probablemente, en parte, como resultado de que los árboles reemplazaron a los pastos conforme el mundo se calentaba. Hace unos 12.000 años, se vieron restringidos a las estepas de Siberia. “La enorme y continua extensión de la especie en su apogeo se hundió y fragmentó de manera coincidente con la forma en que el clima y la vegetación se transformaban”, explica Lister.

Camino de la extinción

Los últimos mamuts vivieron en la isla Wrangel. Allí, una pequeña población se aisló de la tierra firme siberiana hace 9.000 años, cuando el hielo se fundió y subió el nivel del mar.

Nadie sabe bien qué causó su extinción en la isla, ni hay pruebas directas de que fuera cosa de los humanos. En todo caso, el ADN analizado da un retrato de una población estable que prosperó durante 5.000 años y de repente desapareció. Parece que la apuesta más segura es que nuestros ancestros tuvieron algo que ver. 

El consenso es que, a medida que se habituaron a las condiciones de frío y praderas, se volvieron más vulnerables al clima. Su extensión y población se hundieron dramáticamente cuando el mundo se calentó, pero podrían haber vivido como lo habían hecho en épocas anteriores si no fuera porque los cazadores humanos ejercieron mayor presión sobre la población.

Breve historia del mamut

Hace 6 mill. de años. Los ancestros del mamut evolucionan en África.

Hace 3 mill. de años. Los ancestros migran hacia el norte, Europa y Asia.

Hace 1,7 mill. de años. Los mamut esteparios evolucionan en China y se extienden por el hemisferio norte.

Hace 700.000 años. Mamuts lanudos, especializados para condiciones gélidas, evolucionan en Siberia.

Hace 200.000 años. Los últimos mamuts esteparios se extinguen en Europa.

Hace 14.000 años.  La evolución de mamut se detiene tras la glaciación.

Hace 10.000 años. Se extinguen los últimos mamuts en tierra firme..

Hace 4.000 años (extinción). Se extinguen los últimos mamuts de la isla Wrangel.

Todo gracias a la lana

En la foto vemos la mano de un científico sujetando un tubo de muestra de tejido de mamut lanudo bien conservado. Gracias a estas muestras, hoy podemos saber más sobre ellos, sus costumbres e incluso por qué se extinguieron.

La isla de Wrangel

Los últimos  mamuts  fueron vistos en la isla Wrangel, situada en el Círculo Polar Ártico, donde una población de mamuts se aisló de la tierra firme siberiana hace 9.000 años. El clima y la vegetación fueron apropiados para ellos. Consiguieron sobrevivir allí unos 5.000 años antes de extinguirse, hace otros 4.000. En ese momento, llos humanos les dieron el ‘último empujón’.

En la cueva

Abundan los dibujos de mamuts hechos por el hombre. Este de la foto pertenece a la cueva de Quercy, en Francia.

Colmillos

El más grande que se tiene registrado es de un mamut lanudo. Su longitud alcanzó los 5 metros. Además de estos, poseían 2 dientes incisivos superiores. Eran mucho más grandes que los de los elefantes.

¿Qué mató a la megafauna?

Recientes estudios han demostrado que los mamuts no son los únicos afectados. Las especies más grandes se extinguieron antes, debido a que sus poblaciones eran pequeñas. Cuanto más tardan los jóvenes en alcanzar la madurez, más difícil es para esas especies recuperarse. Los expertos consideran que el humano dio el golpe de gracia. Foto: Lyuba (mamut hembra).

Congelados

Gracias al frío hábitat en el que vivieron los mamuts, se han hallado ejemplares enteros, incluso con carne y pelo. Esto ha permitido secuenciar la mitad de su genoma.

Gigantes de Belgrado

Los arqueólogos descubrieron en 2009 el esqueleto de un mamut en una mina de carbón en Kostolac, a 95 km de Belgrado. Pesaba más de 10 toneladas.