La «humildad intelectual» , la creencia de que nuestras convicciones pueden ser erróneas, es uno de los rasgos menos estudiados por la ciencia. Sin embargo, esta característica puede influir en las habilidades de toma de decisiones en política, salud, ciencia, economía y otros ámbitos, según señala una reciente investigación de la Universidad de Duke.
«Hay estereotipos acerca de las personas conservadoras y religiosas – explica el líder del estudio Mark Leary en un comunicado–, en general son menos humildes intelectualmente sobre sus creencias, pero no hallamos ninguna evidencia que apoyará eso”.
Para resolverlo realizaron diferentes pruebas. En una de ellas los participantes leyeron ensayos a favor y en contra de la religión, y luego se les preguntó acerca de la personalidad de cada autor. Después de leer un ensayo con el que no estaban de acuerdo, la gente intelectualmente arrogante le daba al autor puntuaciones bajas en moralidad, honestidad, competencia y calidez. Por el contrario, las personas intelectualmente humildes tenían menos probabilidades de juzgar el carácter del basándose en sus puntos de vista.
Aquellos voluntarios que mostraron humildad intelectual también hicieron un mejor trabajo evaluando la calidad de la evidencia aportada, incluso en asuntos tan cotidianos como los beneficios del uso del hilo dental.
El análisis también evalúo la opinión que tenían los participantes sobre aquellos políticos que cambian su punto de vista a menudo. Los votantes republicanos, humildemente intelectuales, eran más propensos que otros republicanos a decir que votarían por un político cuya posición sobre un tema cambia con el tiempo, debido a nuevas pruebas. Estos también eran menos propensos a criticar a ese político por sus cambios. En cambio entre los demócratas hubo menos variabilidad: intelectualmente arrogantes o humildes, eran generalmente menos propensos a criticar a un político por cambiar de opinión.
Aunque los autores reconocen que será necesario realizar un estudio más profundo, sí sugieren que la humildad intelectual es una cualidad que se podría fomentar y enseña.“Si pensamos en todo lo que ha ido mal en Washington en los últimos tiempos – concluye Leary – se trata de mucha gente intelectualmente muy arrogante en ambos bandos. Pero incluso en las relaciones interpersonales, las disputas menores que tenemos con nuestros amigos, parejas y compañeros de trabajo son a menudo sobre cosas relativamente triviales, donde estamos convencidos de que nuestra visión del mundo es correcta y su punto de vista es incorrecto».
El estudio ha sido publicado en Personality and Social Psychology Bulletin con el título Cognitive and Interpersonal Features of Intellectual Humility
Juan Scaliter