En el campo de la investigación experimental y a menos que se trate de estudios centrados en la reproducción o el comportamiento sexual, los científicos tienden a asumir que machos y hembras son semejantes a la hora de recurrir a un modelo de estudio. Y generalmente recurren a ejemplares machos.
Pero un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de California, Davis y la Universidad de New Hampshire,muestra grandes y sorprendentes diferencias en la expresión génica de tejidos entreambos géneros. El trabajo, liderado por Rebecca Calisi, es parte de un intento de hacer que la ciencia sea más inclusiva y consciente en cuanto a las diferencias fisiológicas.
«Hay un problema de inclusión de género en todos los niveles de la ciencia, desde la facultad hasta los animales que usamos en laboratorios – explica Calisi en un comunicado –. Estamos tratando de mejorar eso, al menos en el área de biología reproductiva”.

El problema para la ciencia experimental, según se explica en el estudio publicado en Scientific Reports, es que los machos y hembras pueden reaccionar de manera muy diferente a los distintos tratamientos, incluso cuando éstos no parecen estar relacionados conel género. Por ejemplo, fármacos tan conocidos como la aspirina tienen diferentes efectos en y las mujeres informan una mayor tasa de reacciones adversas que los hombres.
Para llegar a estas conclusiones el equipo de Calisi utilizó como modelo a la paloma común ya que su fisiología está bien estudiada. Como todos los vertebrados, las gónadas (testículos y ovarios) están sujetas a la actividadde hormonas producidas por la glándula pituitaria, que es controlada por hormonas del hipotálamo. Y, a su vez, las hormonas sexuales retroalimentan al hipotálamo. Este eje «hipotálamo-pituitaria-gónada» se encuentra en diferentes animales, desde los peces, hasta reptiles, aves y humanos.

Los expertos examinaron todos los genes expresados en el hipotálamo, la pituitaria y las gónadas en palomas macho y hembra y descubrieron cientos de diferencias en la actividad génica entre ambos sexos.
«Hay diferencias increíbles en la expresión génica, especialmente en la pituitaria – concluye Calisi – . Nuestros resultados muestran que en esa glándula hay muchas más diferencias de género de las que se pensaba”.
Con toda esta información, los autores han construido una base de datos accesible a los investigadores con el objetivo de generar nuevas claves alentar a los investigadores a estudiar más el efecto del sesgo sexual en los estudios fisiológicos.

Juan Scaliter