Cada vez hay más evidencias de que el cambio climático está alterando la distribución de algunas enfermedades. En algunos casos provocando epidemias o propagando enfermedades, por ejemplo, el virus Zika en América del Sur o la enfermedad de Schouallenberg en Europa.

Pero el impacto del cambio climático en la aparición y propagación de enfermedades infecciosas podría ser mayor de lo que se pensaba anteriormente, según un reciente estudio publicado en Nature, liderado por Marie McIntyre, de la Universidad de Liverpool.

Es la primera evaluación a gran escala de cómo el clima afecta a bacterias, virus y otros microorganismos y parásitos que pueden causar enfermedades tanto en seres humanos como en otros animales, en Europa. El equipo de McIntyre realizó una revisión de estudios centrados en cien patógenos humanos y otros tanto de animales, responsables del mayor impacto en la salud del continente.

Los resultados mostraron que casi dos tercios de los patógenos examinados eran sensibles al clima y dos tercios de estos tienen un controlador climático, lo que significa que el impacto sobre ellos es múltiple y complejo. Las enfermedades propagadas por insectos y garrapatas (enfermedades transmitidas por vectores) resultaron ser las más sensibles, seguidas por las transmitidas por el suelo, el agua y los alimentos.

Los patógenos zoonóticos (aquellos que se propagan de animales a seres humanos) también resultaron ser más sensibles al clima que aquellos que afectan sólo a los seres humanos o sólo a animales y, teniendo en cuenta que el 75% de las enfermedades emergentes son zoonóticas, las consecuencias son importantes.

El estudio será de gran ayuda para los responsables de políticas sanitarias. “Aunque existe un vínculo bien establecido entre el cambio climático y las enfermedades infecciosas – señala McIntyre en un comunicado –, hasta ahora no entendíamos cuan grandes eran los efectos y qué enfermedades eran las más afectadas. La sensibilidad de los patógenos al clima es un indicador clave para prepararnos para el futuro”.

Juan Scaliter