Entre 1990 y el año 2000, el 75% de las fracturas de cadera se producían en mujeres. En 2025 los pronósticos indican que los hombre sufrirán la misma cantidad de fracturas que ellas. Las fracturas por osteoporosis y fragilidad representan, por sí solas, un coste de 1.700 millones de euros para el sistema de salud y un impacto aún mayor en la calidad de vida de la población de más de 50 años.
A la hora de investigar en la regeneración de tejidos, los enfoques actuales tienen limitaciones significativas; los injertos autólogos (los que provienen del propio paciente) no pueden satisfacer la demanda yy pueden tener efectos secundarios graves y costos.
En consecuencia, existe una necesidad considerable de idear nuevos métodos para la generación de grandes volúmenes de hueso sin los problemas asociados. En los últimos años, la atención se ha centrado en los enfoques basados en células. Sin embargo, la puesta en marcha de estas técnicas se ha visto frecuentemente impedida por problemas de regulación, ética y economía.
Ahora, un grupo de científicos de la Universidad de Birmingham, ha encontrado una manera de imitar el proceso de curación natural de nuestro cuerpo, usando nano partículas derivadas de la célula llamadas vesículas, para reparar el tejido dañado. En un estudio, el equipo liderado por Sophie Cox, los autores señalan el uso de células para producir vesículas que luego se pueden administrar para facilitar la regeneración tisular, un avance con el potencial de ayudar en la reparación de huesos, dientes y cartílagos.
El avance, publicado en Scientific Reports, ofrece todas las ventajas de las terapias basadas en células, pero sin utilizar células viables, aprovechando la capacidad regenerativa de partículas nanométricas llamadas vesículas extracelulares que se generan naturalmente durante la formación ósea.
“Aunque nunca podamos imitar completamente la complejidad de las vesículas producidas por las células en la naturaleza – explica Cox en un comunicado –, este trabajo describe una nueva vía que aprovecha los procesos naturales de desarrollo para facilitar la reparación de tejidos duros”.
Juan Scaliter