Los astronautas que pasan largas temporadas en el espacio aumentan de estatura. Esto es debido a que la ausencia de gravedad provoca que los discos intervertebrales (que son las almohadillas que separan las vértebras de nuestra columna) se separen, haciéndoles crecer unos centímetros. La habitual es que ese aumento sea de entre 2 y 5 cm, aunque se han registrado casos de hasta 7. Casi nada en comparación con lo que supuestamente le había sucedido al japonés Norishige Kanai.

El astronauta llegó a la Estación Espacial Internacional hace tres semanas y, ayer, publicó en una red social que había crecido nada menos que 9 centímetros. Aseguraba que es el mayor estirón desde sus tiempos de escuela. Pero ese cambio inesperado le provocaba cierto miedo, ya que Kani temía no caber en la Soyuz que tendrá que llevarle de regreso a la Tierra el próximo mes de junio. Y es que los asientos de las naves rusas tienen un límite respecto a la estatura de los tripulantes, y el japonés lo está rozando peligrosamente.

Afortunadamente, no habrá problema alguno cuando llegue el momento de volver a casa, ya que el jefe de la misión a vuelto a medir a su compañero y ha descubierto que realmente solo ha crecido dos centímetros más. Lo que ignoramos es como el astronauta japonés ha podido confundirse tanto.

Sea como sea, lo que si es cierto es que, varias semanas después de regresar a la Tierra, los astronautas recuperan su estatura normal. El problema es que la estancia en el espacio también les provoca osteoporosis y pérdida de masa muscular. Los estudios de la NASA revelan que los huesos de los astronautas se atrofian un 1% y pierden un 5% de su masa muscular, por cada mes que pasan en el espacio. Afortunadamente, los músculos se recuperan con ejercicio en los dos primeros meses tras al regreso a nuestro planeta.

Vicente Fernández López