La Luna ya ha dejado de ser un lugar al que nadie quiere volver. Parece que no había mucha gente interesada en “conquistar” de nuevo el terreno lunar, pero existen proyectos que implican a nuestro satélite natural y que forman parte de la agenda de muchos países. El último ha sido China, que este pasado 20 de mayo de 2018 ha lanzado desde el Centro Espacial de Xichang el llamado “Queqiao”, un satélite que busca plantear un “puente” de unión entre la Tierra y el “lado oculto” de la Luna (el área que siempre vemos no interesa, ahora queremos saber lo que hay en el 41% de la superficie que se escapa a nuestros ojos).

La misión que van a llevar a cabo recibe el nombre de Chang’e 4 (de la cual hicimos un reportaje en 2016). Su objetivo es aterrizar en la zona no visible de la Luna y enviar un pequeño vehículo de exploración para que observe la zona y haga un análisis pormenorizado de la zona. Como la comunicación desde esa zona será complicada, “Queqiao” (traducido al castellano como «puente de urracas») servirá de enlace con el control chino de la misión en la Tierra. Este satélite orbitará alrededor del conocido como punto de Lagange (L2) a unos 455.000 kilómetros de nuestro planeta en la parte posterior de la Luna, siendo el primero en hacerlo en esta órbita.

Una vez cumpla con los tres pasos de su programa de sondas lunares (orbitar, alunizar y regresar), el país explorará la Luna en más detalle, lo que incluye descensos y exploraciones en las regiones polares.

A pesar de que para llegar a la Luna solo se tardan 5 días y medio, no será hasta finales de este año cuando se complete la siguiente fase del proyecto de lanzar el vehículo motorizado a la base lunar.

¿Por qué el nombre de “puente de urracas”?

Proviene de una historia del folclore del país en el que unas urracas forman un puente con sus alas en la séptima noche, del séptimo mes del calendario lunar para permitir a Zhi Nu, la séptima hija del dios del cielo, cruzar y conocer a su amado esposo, el cual está separado de ella por la Vía Láctea. Un simbolismo que viene de perlas para la misión.

Alberto Pascual García