Los vertebrados tienen esqueletos construidos a partir de cuatro tipos de tejidos diferentes: hueso, cartílago (los principales tejidos fabricados por los esqueletos humanos),dentina y esmalte (los tejidos a partir de los cuales se construyen nuestros dientes). Estos tejidos son únicos porque se mineralizan a medida que se desarrollan, dando al esqueleto resistencia y rigidez.

La evidencia de la evolución de nuestros esqueletos se puede encontrar en un grupo de peces fósiles llamados heterostracanos, que vivieron hace más de 400 millones de años. Estos peces incluyen algunos de los vertebrados más antiguos con un esqueleto mineralizado. Pero exactamente de qué tejido estaban hechos los esqueletos de heterostracán, es algo que ha desconcertado a los científicos.

Ahora un grupo de científicos de la Universidad de Manchester y la Universidad de Bristol han utilizado rayos X para mirar dentro de los esqueletos de algunos de nuestros parientes vertebrados más antiguos y han logrado resolver un misterio de 160 años sobre el origen de nuestros esqueletos.

«Los esqueletos de heterostracán están hechos de un tejido realmente extraño llamado aspidina – explica el autor principal Joseph Keating, en un comunicado –. Está entrecruzado por pequeños tubos y no se parece mucho a ninguno de los tejidos hallados hoy en los vertebrados. A menudo nos preguntamos si la aspidina es una etapa de transición en la evolución de los tejidos mineralizados”.

Los resultados de este estudio, publicado en Nature Ecology and Evolution, muestran que los pequeños tubos a los que se refiere Keating originalmente albergaban haces de fibra de colágeno, un tipo de proteína que se encuentra en la piel y los huesos.

Estos hallazgos permitieron al equipo descartar todas las hipótesis menos una para la identidad del tejido: la aspidina es la evidencia más temprana de hueso en el registro fósil.

Juan Scaliter