Se estima que el uso del teléfono mientras se conduce aumenta el riesgo de choques entre 2 y 9 veces, mientras que enviar mensajes de texto puede ser especialmente riesgoso porque involucra tres tipos de distracción del conductor: visual (ojos fuera de la carretera), manual (manos fuera del volante) y cognitivo (atención fuera de la conducción).

Un nuevo estudio dirigido por Motao Zhu ha examinado los datos de la Encuesta de Comportamiento de Riesgo Juvenil en 35 de los 50 estados de Estados Unidos.

El estudio, publicado en Journal of Adolescent Health, descubrió que casi 2 de cada 5 conductores adolescentes de 14 años o más habían enviado mensajes de texto mientras conducían, a pesar de que 34 de los 35 estados en el estudio prohíben los mensajes de texto para conductores de 21 años o menos.

“El aumento de esta práctica no fue sorprendente – explica Zhu en un comunicado – Las leyes vinculadas a los permisos de conducir podrían tener un impacto en esta conducta si los conductores fueran mayores: cuanto más temprano empiezan a conducir, antes comenzaran a enviar mensajes de texto mientras conducen”.

Los cinco estados en los que más del 50% de los conductores adolescentes informaron que enviaron mensajes de texto mientras conducían tenían un permiso de aprendizaje de 15 años o menos.

Los adolescentes que participan en otros comportamientos de conducción peligrosos también son más propensos a enviar mensajes de texto mientras conducen. Los conductores adolescentes que no usaban los cinturones de seguridad eran un 21% más propensos a enviar mensajes de texto mientras conducían. Los adolescentes que informaron que bebían y conducían tenían casi el doble de probabilidades de enviar mensajes de texto mientras conducían que aquellos que no lo hicieron.

Los datos de este estudio probablemente subestimen el uso de los móviles entre los conductores adolescentes. En la encuesta realizada, la pregunta especificaba sobre «enviar mensajes de texto y enviar correos electrónicos mientras se conduce» y, por lo tanto, no mide todas las formas en que los adolescentes usan sus teléfonos, incluyendo responder o realizar llamadas, acceder a redes sociales, reproducir música y usar otras aplicaciones. También es posible que algunos no hayan considerado que enviar mensajes de texto mientras esperaba en un semáforo sea peligroso. Todo esto podría llevar a que las estimaciones sean más bajas que la realidad.

Juan Scaliter