Por primera vez, un grupo de científicos ha detectado un poderoso “viento” de moléculas en una galaxia ubicada a 12 mil millones de años luz de distancia. Estudiando un momento en que el universo tenía menos del 10% de su edad actual, la investigación, liderada por Justin Spilker, arroja luz sobre cómo las galaxias más tempranas regulaban el nacimiento de las estrellas. Los resultados han sido publicados en Science.

“Las galaxias son bestias complicadas y desordenadas – explica Spilker en un comunicado – y creemos que los flujos de salida y los vientos son piezas críticas de cómo se forman y evolucionan,regulando su capacidad de crecimiento”.

Algunas galaxias como la Vía Láctea y Andrómeda tienen tasas relativamente lentas de nacimientos estelares, aproximadamente una nueva estrella cada año. En cambio, otras, como Starburst, forjan cientos o incluso miles de estrellas cada año. Este ritmo furioso, sin embargo, no puede mantenerse indefinidamente.

Para evitar arder en un breve resplandor de gloria, algunas galaxias reducen el nacimiento de sus estrellas expulsando, al menos temporalmente, enormes reservas de gas.

Hasta ahora, sin embargo, los astrónomos no habían podido observar directamente estos poderosos “vientos”, esenciales para evitar que las galaxias crezcan demasiado rápido en poco tiempo.

Las observaciones de Spilker muestran, por primera vez, un poderoso viento galáctico, proveniente de una galaxia, SPT2319-55, a 12.000 millones de años luz, es decir, cuando el universo tenía “apenas” mil millones de años. Este resultado proporciona información sobre cómo ciertas galaxias en el universo primigenio pudieron autorregular su crecimiento para continuar formando estrellas.

«Hasta ahora, solo hemos observado una galaxia a una distancia cósmica tan notable – añade Spilker –, pero nos gustaría saber si vientos como estos también están presentes en otras galaxias para ver cuán comunes son. Si se producen en prácticamente todas las galaxias, sabemos que los vientos moleculares son omnipresentes y también una forma muy común de que las galaxias autorregulen su crecimiento”.

Juan Scaliter