Ardi es el nombre cariñoso para el Ardipithecus ramidus que acaba de ser presentado en sociedad. Aunque sus restos, de los más completos de las paleontología humana, fueron hallados en Etiopía en 1994 por un equipo de la Universidad de Berkeley (California), no ha sido hasta esta semana cuando se ha confirmado la sorpresa: Ardi es nuestro antepasado más antiguo.

Hasta hoy, la ciencia consideraba que Lucy –hallada en 1974–, la hembra de Australopithecus afarensis, era el homínido más antiguo, con 3,2 millones de años de antigüedad. Pero los once artículos publicados esta semana por la revista Science han arrojado un análisis y una reconstrucción exhaustiva del cuerpo (a manos del paleontólogo Tim White, y sus colegas Berhane Asfaw, Giday Woldegabriel y Gen Suwa) han determinado que Ardi está evolutivamente más cerca del hombre que del mono. Y tiene 4,4 millones de años, lo cual adelanta la aparición de nuestros ancestros.

Una de las grandes bazas para determinar la «humanidad» del Ardipithecus ramidusreside en que conservaba ambas manos casi completas entre los 110 fósiles de su anatomía que forman el hallazgo. Otra de los detalles más interesantes es que era capaz de andar por las ramas a cuatro patas, pero también caminaba erguida a dos patas por el suelo, aunque distancias cortas.

Redacción QUO