La momia fue sometida a un TAC helicoidal y una endoscopia. Ambas técnicas clínicas permitieron la reconstrucción facial de la mujer de forma no invasiva. Algo que abre un nuevo camino a la Arqueología. La investigación corrió a cargo de los doctores Félix Escalas y Xavier Perich, del Hospital Quirón de Barcelona.
El estado en que se econtró la momia es de una conservación bastante buena y sin desperfectos, así que el cráneo ofreció muchas pistas de inicio.
Una vez que se tienen el TAC helicoidal y la endoscopia se obtiene la imagen completa del cráneo y ello ayuda a comenzar a intuir cómo era su cara.
Sin haber visto antes la imagen del sarcófago, un ilustrador norteamericano hizo un retrato de la mujer con las características extraídas por los análisis. Todo se hizo sin tener que abrir la mortaja.
Un fresco existente de la época romana (aunque fuera una momia egipcia) ayudó a «vestirla» y peinarla para hacernos una idea lo más real posible.
Según los estudios de la momia, la Dama de Kemet pudo morir de un mal parto. Tenía 15 años y medía 1,60 metros.