El Mercedes Benz C 220 d All-Terrain combina un motor diésel, la microhibridación, una carrocería ranchera y la tracción a las cuatro ruedas. ¿Atrevido? Sí. Inteligente, también. Pero hay países en que los que no encaja.

No lo encontrarás en Gran Bretaña. Tampoco en Sudáfrica ni en muchos otros países más reacios a las rancheras, pero sí en España. El Mercedes C 220 d All-Terrain es una rara avis en un mercado dominado por los SUV, un familiar en un mercado en el que cada vez hay menos niños. Pero ¿quién dijo que este tipo de coches era solo para los que les encanta tener hijos?

El Mercedes C 220 d All-Terrain ha logrado combinar en un solo coche conceptos poco demandados como son un motor diésel, carrocería ranchera y cambio automático. El resultado es brillante. Nada de ello es nuevo, pero Mercedes ha sabido darle el toque de innovación necesario para actualizarlos a lo que el mercado demanda. Eso se traduce en microhibridación en el caso de la mecánica, caja automática de nueve velocidades si hablamos de transmisión y tracción integral en cuanto a la motricidad.

Mercedes C 220 d Estate All-Terrain

Ya lo predijo Ferdinand Porsche

Los primeros pasos de la hibridación los dio Ferdinand Porsche en 1901 con un coche llamado Löhner–Porsche. Estuvo en producción apenas cuatro años, pero sentó las bases de los modernos sistemas de hibridación que enarbolaron a finales de la década de los 90 el Toyota Prius y el Honda Insight. La microhibridación es una evolución de aquel ingenio mecánico que consiste en combinar un motor de combustión con otro eléctrico para rebajar el consumo de carburante.

Lohner_Porsche

Lohner_Porsche diseñado por Ferdinand Porsche en 1901.

En el caso del Mercedes C 220 d All-Terrain el motor diésel se encarga de impulsar el vehículo pero ayudado por un propulsor eléctrico de 48 voltios que le ayuda en los momentos de máxima demanda. También lleva una batería convencional que suministra energía eléctrica al resto de componentes. El resultado es un consumo de 5 litros a los 100, según datos oficiales.

Una de las claves de esta cifra es que el coche puede circular por inercia cuando las condiciones son favorables. El motor eléctrico solo apoya cuando el vehículo pierde impulso.

Una apuesta a contracorriente

La otra decisión de Mercedes es apostar por una carrocería tipo familiar. Estate la llaman ellos y es una apuesta un tanto atrevida en un mercado dominado por los SUV. Las rancheras se pusieron de moda en los años sesenta y setenta. Entonces, la necesidad de tener más espacio llevó a los fabricantes a añadir una tercera fila de asientos y un portón trasero para facilitar la carga. Las familias numerosas y los viajantes eran sus clientes, pero tres factores influyeron en el declive de las rancheras. El primero, los superiores costes de producción. El segundo, una estética poco lograda. El tercero, la aparición de los monovolúmenes en los años 80, con el Chrysler Voyager a la cabeza y en Europa la Renault Espace.

¿Qué es lo que hizo Mercedes para mantener vivo el concepto de carrocería familiar? Dotarla de elementos de lujo y de una línea muy atractiva. Los coches familiares pasaron así de ser vehículos de batalla a automóviles de alto standing. El Mercedes C 220 d All-Terrain es una muestra de ello. Incorpora todos los gadgets que cualquier caprichoso del automóvil pueda desear como el sistema de infoentretenimiento MBUX (Mercedes-Benz User Experience) que se puede manejar mediante comandos de voz y con gestos realizados con los dedos en su gran pantalla táctil. También reconoce gestos naturales y, al estar dotado de inteligencia artificial, recordar tus canciones preferidas o el camino que sueles coger para volver a casa.

Mercedes_C_220_d_Estate_All-Terrain

La guinda de las tecnológicas futuristas la pusieron los ingenieros de Mercedes con un sistema de iluminación denominado Digital Light adaptado a la práctica de todoterreno. En cada faro hay un módulo de iluminación con tres LED de alta potencia y 1,3 millones de espejos en miniatura. Dan una definición de 2,6 millones de píxeles y se apoyan en un sistema que reconoce los objetos de la vía. En milésimas de segundos, es capaz de evaluar los datos y los mapas digitales y, en función de ello, emitir órdenes a los faros para ajustar la distribución de la luz.

 

Plantar cara a los omnipresentes SUV

Pero este familiar de Mercedes, el C 220 d All-Terrain, tenía más retos por delante: plantar cara a los todopoderosos SUV. El mercado está entregado a ellos aunque están perdiendo uno de sus leit motiv, la tracción integral. Mercedes detectó la necesidad y cubrió ese flanco ofreciendo el sistema de tracción integral 4Matic que traslada al eje delantero hasta el 45% de la fuerza del motor y hasta 55% al eje trasero. Lo completó incluyendo dos modos de conducción el Off-Road y el Off-Road Plus con posibilidad de tener control de descenso de pendientes, inclinómetro, brújula, coordenadas GPS… ¿De verdad alguien sigue pensando en un SUV teniendo esto a mano?

Mercedes_C_220_d_Estate_All-Terrain

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