El Mercedes-Benz EQE SUV, un 100% eléctrico, diseña un sistema que aprovecha el calor residual para que la calefacción consuma poca energía

Una de las principales inquietudes de los responsables de cualquier vehículo eléctrico es que sus coches tengan gran autonomía. Esto, al menos, es lo que les preocupaba a los ingenieros del Mercedes-Benz EQE SUV cuando se pusieron a diseñar este SUV de tamaño medio grande que deriva de la Clase E y cuya longitud total es de 4,86 m con una distancia entre ejes de 3,03 m.

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Ante sí, el equipo tenía un dilema: o aumentar la capacidad de la batería, lo que incrementaría el peso, o tratar de reducir el consumo. Tenían a su favor que las baterías de los eléctricos apenas sufren pérdidas de potencia, al contrario de lo que ocurre en los motores de gasolina, donde el 70% del poder calórico de la gasolina se desperdicia.

El punto de partida, pues, era bueno. Solo quedaba optimizarlo, lo que en otras palabras quiere decir evitar un consumo excesivo de los sistemas del coche que también se alimentan de electricidad. La climatización fue el objetivo porque es, sin duda, el sistema más gastón en términos de kilovatios.

El Mercedes EQE SUV utiliza las calorías residuales de la propulsión eléctrica y de la batería de alto voltaje para calentar el interior.

La solución fue diseñar una sofisticada arquitectura térmica con bomba de calor. Los ingenieros de la casa lograron aprovechar las calorías residuales de la propulsión eléctrica (inversor y motor eléctrico) y de la batería de alto voltaje para calentar el interior. Enseguida se vio que la solución daba resultados. La demanda energética para alimentar la calefacción se reducía en un 10% y, como consecuencia, aumentaba la autonomía.

Madrid-Asturias sin cargar

565 km es el rango de utilización oficial que dan en Mercedes-Benz, aunque la autonomía puede llegar a los 666 km en ciudad debido al aprovechamiento de la energía que se produce en las frenadas y retenciones. ¿Cómo consigue hacer más kilómetros que muchos de sus rivales sin engancharse a un punto de carga? Además de optimizar la calefacción, tiene un coeficiente aerodinámico Cx de 0,25, una cifra extraordinaria para un SUV grandote como este. También influye que la batería tiene una capacidad de 90,56 kWh. Y si esto es bueno para tener mucha autonomía, también tiene el inconveniente de que llenarla de kilovatios necesita más tiempo. En una instalación doméstica con una potencia contratada de 7,4 kW de corriente alterna (lo normal son 5,7 kW) tarda 14h 15 min. O sea, ni dejándolo toda la noche enchufado verás a la mañana siguiente el coche al 100%.

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Para paliar esta limitación y también con la mirada puesta en lo que está haciendo Tesla, Mercedes-Benz va a crear su propia red de carga mundial de 170 kW en corriente continua para que el 80% de la carga se realice en 32 minutos, poco más de lo que se emplea en tomar un café. La marca ya ha dicho que la red empezará a instalarse a finales de año en China, Estados Unidos y la Unión Europa con más de 10.000 puntos de carga. España está incluida en este plan, aunque el número de postes todavía no está definido.

Mercedes Benz empezará a instalar su propia red de recarga rápida a finales de año

La movilidad eléctrica de Mercedes-Benz también tiene que lidiar dentro de su propia casa con eficientes híbridos enchufables en combinación con motor de gasolina y diésel. Nuestra infraestructura de recarga tampoco les ayuda. Mientras que en Francia hay 14.000 puntos de carga por millón de habitantes, aquí apenas pasamos de los 300. Ya se habla, además, de diferenciar legislativamente entre eléctricos e híbridos enchufables, aunque de momento no es más que un debate que todavía no ha pasado a la fase de esbozo reglamentario.

Sin esperas

Por fin parece que empiezan a llegar los coches a los concesionarios. En el caso del Mercedes-Benz EQE SUV no hay lista de espera y casi se pueden entregar sobre la marcha cualquiera de sus versiones. La gama se compone del EQE SUV 350+ con 292 CV; el EQE SUV 350 4Matic (tracción a las cuatro ruedas) también con 292 CGV; y el EQE SUV 500 4Matic con 498 CV.

En todos los casos, los interiores son los acostumbrados en Mercedes-Benz, y eso quiere decir elevada calidad. La diferencia es que hace unos años esos estándares significaban tapicería de piel y revestimientos de madera. Hoy, conciencia medioambiental obliga y los materiales reciclados protagonizan el 70% del interior, mientras que sofisticadas pantallas ocupan lo que antes estaba panelado con raíz de nogal. Frente al conductor, se enmarca una de 12,3 pulgadas que actúa a modo de cuadro de instrumentación. Alineada con la consola central se sitúa una segunda de 12,8 para el sistema de infoentretenimiento y, si el propietario lo desea, puede haber una tercera para que el acompañante vaya viendo vídeos o trasteando en internet durante los desplazamientos. Y no hay peligro si el conductor retira la vista de la carretera para ver cómo va la serie que está siguiendo el copiloto. En estos casos, Mercedes ha previsto un cortafuegos de seguridad. Se trata de cámaras que captan si desvía la mirada a la pantalla de pasajero. Si es así, el sistema atenuará automáticamente el contenido dinámico por motivos de seguridad. Fin de la serie.

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Cinemascope

Estas tres pantallas pueden aglutinarse en una sola que Mercedes denomina Hyperscreen. El efecto es realmente impactante porque abarca por todo el salpicadero como si fuera una pantalla de cine de gran formato. En total, 141 cm de ancho. El inconveniente es que hay que pagar 7.000 euros para poder disfrutar de esta opción. Demasiado si se tiene en cuenta que ni en Mercedes-Benz ni en ninguna otra marca el sistema es dual. Es decir, el conductor tiene que elegir entre llevar su teléfono conectado y acceder a las aplicaciones y contenido que le ofrece su móvil o inclinarse por las funcionalidades del sistema de infoentretenimiento.

El precio de salida del Mercedes-Benz EQE SUVes de 91.575 euros.