Expertos en movilidad adelantan en el IX Foro Nissan cómo va a incidir la inteligencia artificial en el futuro del automóvil. Y no, no todo es malo.

Las conversaciones relativas a la inteligencia artificial suelen ir acompañadas de catastrofismo y desesperanza. Pero, ¿y si no todo fuera tan malo? ¿y si resulta que puede mejorar nuestras vidas? En el IX Foro Nissan se ha debatido sobre su incidencia en nuestros desplazamientos y ciudades.

La primera conclusión en cuanto a movilidad es que cualquier solución de futuro pasa por la electrificación del parque de automóviles. En 1997 se lanzó el primer eléctrico de Nissan, el Leaf y con él se abrió el camino a un nuevo concepto de entender el automóvil en el que la conectividad es uno de los protagonistas destacados.

Nissan_Leaf

Nissan Leaf

Pero a la electrificación total del parque le queda un largo camino por recorrer. El galimatías burocrático entre las diferentes administraciones lastra el desarrollo de una red imprescindible para la implantación de la inteligencia artificial en el mundo de la movilidad. El precio de los vehículos eléctricos es otro de los hándicap que frena la consolidación de este tipo de soluciones aunque, en palabras Jordi Vila, Divisional Vicepresident Marketing and Sales de Nissan, y uno de los ponentes del IX Foro Nissan, es rentable si se tiene en cuenta el coste durante toda la vida útil del modelo, el mantenimiento y el precio de la energía.

Inteligencia artificial y contaminación

La capacidad de la inteligencia artificial para modelizar patrones de comportamiento determinará una mayor eficiencia en el transporte de mercancías y pasajeros. Muestra de ello fue un estudio hecho en Nueva York con IA sobre la redundancia de los taxis en la ciudad. Los investigadores hallaron que con frecuencia los vehículos deambulaban por zonas en las que la demanda era baja o la congestión del tráfico, alta. La modelización que se hizo con inteligencia artificial permitió descubrir cuánto combustible se habrían ahorrado los taxistas neoyorquinos de haber circulado con un patrón eficiente y cuánta contaminación podría haberse evitado. La misma modelización se realizó con el transporte de mercancías en la ciudad con similares conclusiones porque si algo permite la inteligencia artificial es adelantar patrones de tráfico y prever la demanda energética, de clientes, de necesidad de infraestructuras…

Seguridad, la gran protagonista

El objetivo de siniestralidad cero en el automóvil es una utopía que está más cerca de alcanzar gracias a la inteligencia artificial. Nissan ya está desarrollando un proyecto denominado Brain to Vehicle, que permitirá a los vehículos interpretar las señales del cerebro del conductor. ¿Con qué propósito? El de aumentar los ratios de seguridad porque el sistema, tras analizar la posible respuesta del conductor, podrá realizar acciones, como girar el volante o frenar el coche, entre 0,2 y 0,5 segundos más rápido que la persona que está al volante.

El coche identificará riesgos que están ocultos al ojo humano, como un niño detrás de un edificio que se dispone a cruzar

Se complementará con el proyecto Invisible to Visible, también de Nissan que, analiza la información que proporcionan los sensores del coche y la de los datos de tráfico alojados en la nube. Toda esta información, debidamente procesada, permite avisar al conductor de aquello que no ve el ojo humano, como un niño detrás de un edificio que se dispone a cruzar con su patinete o una ambulancia que se ha saltado un semáforo.

Atento al mercado inmobiliario

La capacidad de adelantarse a patrones de comportamiento que tiene la inteligencia artificial fue también aplicada al estudio del desarrollo de las ciudades. Ramón Gras, del Aretian Urban Analytics and Design en la Harvard University y ponente en el IX Foro Nissan explicó cómo habían analizado la evolución que iban a tener algunas urbes y explicó que es posible identificar qué zonas van a experimentar un mayor crecimiento. Ayuntamientos y responsables locales tendrán una herramienta poderosísima para adecuar la oferta de servicios gracias a la inteligencia artificial, pero también los especuladores, que podrán comprar a precio de ganga zonas deprimidas con revalorización segura. Eso, claro, si alguna normativa legislativa no cambia el paso a los inversores, a los fabricantes de coches y a los propios ciudadanos. Pero eso es algo que, al menos de momento, la inteligencia artificial todavía no es capaz de controlar.