La mayoría de los delfines hembra de Shark Bay (Australia) suele llevar una esponja en la boca, y los biólogos Eric M. Patterson y Janet Mann, de la Universidad de Georgetown (EEUU), han averiguado por qué. La usan para protegerse al escarbar con el morro el fondo en busca del pez Parapercis nebulosa. Esta especie no tiene vejiga natatoria, una burbuja de aire que controla su flotación, y por eso los delfines no la detectan por ecolocación, como a otras presas. Este truco les ha permitido especializarse en la pesca de esa especie, a la que no tienen acceso otros predadores, incluso delfines, que comparten su hábitat.

Según el estudio, publicado a PLOS One, casi todas las hembras que habitan entre los 7 y 12 metros de profundidad de esa bahía, recurren a dicha estrategia, que se transmite de madres a hijas. Con ella queda demostrada la capacidad de innovar y resolver problemas de estos animales.

Pilar Gil Villar