Hace 58 millones de años, el clima del Ártico canadiense era tan templado como el de Florida, y en él abundaba un animal parecido al cocodrilo, el champsosaurus. ¿Podría algo así volver a suceder? La respuesta es sí, pero no en un breve período de tiempo. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático calcula que la temperatura media del aire en el planeta podría calentarse hasta 6,4 ºC hacia finales del siglo XXI. Como consecuencia, el mundo se volvería considerablemente más caliente que hace 55 millones de años, dice Mark Lynas, autor de Seis grados: Nuestro futuro en un planeta más ardiente, un análisis de cientos de estudios climáticos que se lee como una pequeña versión no ficticia de El día de mañana…
Dicho esto, la tarea de determinar cómo las especies individuales, por no hablar de los ecosistemas, responderán a este rápido cambio climático es realmente difícil. En las mismas regiones donde han sido hallados restos de champsosaurus han aparecido también fósiles de su comida favorita: las tortugas. Los cocodrilos actuales podrían sentirse a gusto en un norte más cálido, pero solo si proliferan las presas y los ecosistemas necesarios para su supervivencia.
Y hay un último obstáculo. Aunque el aire del Ártico se caliente, seguirá habiendo bastante hielo en invierno. Los modelos climáticos más agresivos calculan que las capas de hielo tardarán miles de años en desaparecer, así que los cocodrilos de sangre fría tendrán que esperar bastante para mudarse a los polos.
Redacción QUO