Unos años atrás, un equipo de científicos de diferentes países europeos, entre los que se cuenta Rosa de la Torre del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), se desplazó a Los Valles Secos de McMurdo, en el sector antártico de Tierra Victoria. Este sitio, uno de los más secos y hostiles de nuestro planeta, se considera un escenario ideal para simular el entorno de Marte. Allí solo sobreviven microorganismos criptoendolíticos y justamente dos especies de ellos (Cryomyces antarcticus y Cryomyces minteri) fueron los que los expertos recolectaron para enviarlos a la Estación Espacial Internacional (ISS) con el objetivo de someterlas a condiciones marcianas y espaciales para observar su respuesta.
El experimento fue llevado a cabo por el astronauta belga Frank de Winne en la estación Espacial Internacional, ISS, que durante 18 meses observó el comportamiento de los hongos, en celdas de 1,4 centímetros de diámetro, sometidos a a una atmósfera con 95% de CO2, 1,6% de argón, 0,15% de oxígeno, 2,7% de nitrógeno y 370 partes por millón de H2O; y una presión de 1.000 pascales. A través de filtros ópticos, algunas muestras se sometieron a una radiación ultravioleta como la de Marte superior a 200 nanómetros. En la Tierra este tipo de radiación es de unos 360 nanómetros y se considera que por debajo de los 300 ya producen daños en el ADN.
Después del año y medio de experimentación, más del 60 % de las células de los hongos antárticos estaban intactas tras permanecer año y medio en condiciones análogas a las marcianas. “Los resultados –señala De la Torre a la agencia SINC – contribuyen a la evaluación de la capacidad de supervivencia y estabilidad a largo plazo de microorganismos y bioindicadores sobre la superficie de Marte, unos datos que contribuyen como una informaciónbásica y relevante para futuros experimentos enfocados a la búsqueda de la vida en el planeta rojo”.
El trabajo ha sido publicado en la revista Astrobiology y forma parte de un experimento denominado Lichens and Fungi Experiment (LIFE), “con el que hemos estudiado la suerte o el destino de varias comunidades de organismos líticos durante un viaje en el espacio a largo plazo sobre la plataforma EXPOSE-E”, concluye De la Torre.

Juan Scaliter