La cumbre del G7 celebrada en Alemania, en el palacio de Elmau, se ha saldado con un acuerdo entre los siete países más industrializados (Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Japón) para tomar las medidas adecuadas que permitan que el calentamiento global no sobrepase en más de dos grados los valores de la era preindustrial, que varios estudios científicos han considerado como el tope asumible sin graves consecuencias.

Esto implica que los miembros del G7, que figuran también algunos entre los países más contaminantes del mundo, deberán reducir sensiblemente en las próximas décadas sus emisiones de los gases que, como el CO2, azuzan el calentamiento global. El objetivo es lograr que esas emisiones se reduzcan en un 70% de aquí al años 2050. Esto implica el compromiso de establecer unas reglas vinculantes de cara al acuerdo contra el cambio climático que está previsto que se firme en la Cumbre del Clima que se celebrá en diciembre en París.

Asimismo, los siete países más industrializados han indicado su disposición a aumentar sus contribuciones al Fondo Verde del Clima, un instrumento aprobado en 2009 para ayudar financieramente a los países en vías de desarrollo más afectados por los efectos del calentamiento global. Se pretende que este organismo cuente con una financiación de 100.000 millones de dólares al año a partir de 2020.

La canciller alemana Angela Merkel también ha instado a los países que están fuera del G7 a sumarse al objetivo de frenar el cambio climático afirmando que: «Sabemos que los países del G7 solos, incluso si cesaran todas sus emisiones de CO2 a partir de mañana, no podrían solucionar este problema. Los países emergentes como China e India deberían hacer una contribución».

El G7 también ha aceptado agilizar el despliegue de las energías renovables en África, y potenciar las medidas de cobertura para las personas que viven en los países en vías de desarrollo más amenazados por el cambio climático. Sin embargo, sigue sin estar claro cómo cumplirán los líderes del G7 el objetivo de la reducción de emisiones que han respaldado. Stephen Harper, el primer ministro canadiense, afirmó que hacerlo requerirá «una seria transformación tecnológica». Y añadió: «No creo que debamos engañarnos, nadie va a empezar sin más a cerrar sus industrias o a apagar las luces».

Redacción QUO