A poco más de mil metros de profundidad y a un día de viaje desde el puerto de Nueva Orleans se encuentra un sitio gélido, oscuro y muy peligroso. Bautizado como el jacuzzi de la desesperación por los investigadores, se trata de un estanque submarino de salmuera con un nivel de toxicidad tan alto que puede cargarse a inocentes peces y cangrejos en un abrir y cerrar de ojos. Esta circunstancia hace que penetrar en este lóbrego lugar sea similar a traspasar las puertas del infierno de Dante. Ante el estanque, debiera haber un cártel de alerta para los peces semejante al del poema de Alighieri: «a partir de aquí, abandonen toda esperanza«.

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El estanque tóxico submarino, ubicado en las aguas del Golfo de México, se ha formado de forma natural. La filtración del agua a través de grietas en el fondo marino, unido a un depósito subterráneo de sales, ha creado un pozo de alrededor de 12 metros de profundidad y 100 metros de diámetro. Para que os hagáis una idea, esta combinación ha provocado que el agua del pozo sea cuatro veces más salada que la normal, convirtiéndole en una salmuera tan densa que podemos verla en la superficie sin ninguna intención de diluirse. A esta mezcla se le unen componentes nada saludables para un pez. Sulfuros, hidrógeno y otros componentes hacen de la mezcla un cóctel mortífero para cualquier ser vivo que ose a moverse por allí.

Según explica Erik Cordes, profesor de biología de la Universidad Temple, este estanque puede servir para investigar y estudiar detenidamente ecosistemas extremos, ya que el fondo del mismo está lleno de un sin fin de bacterias diferentes. «Lo cierto es que cuando bajé me dio la sensación de no estar en este mundo». Para llegar hasta el ‘fatídico’ lugar, los investigadores utilizaron un sumergible Alvin.

Fuente: news.discovery.com

Redacción QUO