La luz del sol solo consigue vencer al azul del mar durante unos 200 m. Más allá se abre un reino de oscuridad apenas conocido para los seres humanos.  Así que habremos de conformarnos con ir descubriendo poco a poco las caprichosas formas y hábitos de unos seres adaptados a tan peculiar entorno.

Los que aquí te mostramos aparecen en el libro Abysses (Abismos), de la francesa Claire Nouvian. Y a fuerza de extraños, tienen cierto parecido con algunos productos de nuestra fantasía. ¿Quién iba a decirles a los creadores de Pikachu, o del pequeño Dumbo, que las versiones vivas de sus personajes llevaban siglos nadando a entre 300 y 5.000 m de profundidad? Es prácticamente lo único que sabemos de esos pulpos, que se alimentan de caracoles y gusanos. Al pez baboso Careproctus longfilis, por su parte, se le puede sorprender entre los 1.900 y los 3.000 m. Aunque no siempre es reconocible: cuando se siente amenazado, se enrosca hasta adquirir la apariencia de una peligrosa medusa.

Estilo Disney

El sobrenombre de Dumbo le viene que ni pintado a este Grimpoteuthis, un pulpo que no suele abandonar el fondo marino.

Aire Pikachu

Sí, es real. Y también es un pulpo Grimpoteuthis. Además de sus aletas laterales (las “orejas”), aquí nos muestra el sifón (en forma de V), que lanza un chorro de agua para impulsarle.

A lo art déco

La elegante medusa Benthocodon pedunculata pasea los 2.000 pedúnculos que pueblan sus 4 cm de diámetro cerca del fondo marino. Con ese tono rojo enmascara sus presas fluorescentes, que podrían atraer a depredadores mientras las engulle.

Modelo Casper

Con aire fantasmagórico, el pez baboso Careproctus longfilis surge de las profundidades. Las espinosas aletas y los poros sensoriales de su cabeza le dan un toque ancestral, pero se trata de un ser “moderno”.