El pasado sábado el mundo entero se conmocionaba ante la muerte de Harambe, un gorila que vivía plácidamente en el zoo de Cincinnati hasta que un niño de tres años, deseoso de «estar con los gorilas», se precipitó desde cuatro metros de altura hasta su recinto. La muchedumbre, expectante, gritaba desde arriba cuando el gorila cogió al niño. Este, asustado y sintiéndose amenazado por los ruidos permanentes que emitían los humanos, pensó que se encontraba en una situación de riesgo, por lo que cogió al pequeño y, bruscamente, lo desplazó hasta un rincón.
Y es que la delicadeza no creo que sea algo que pueda exigírsele a un gorila. La falta de la misma no puede servir como prueba o indicio de que el gorila planeaba acabar con la vida del pequeño. De cualquier manera, el zoo consideró que el niño estaba en peligro, por lo que mató a Harambe. La declaración oficial era que carecían de tranquilizantes rápidos, por lo que, dado el riesgo de la situación, no vieron otra salida. ¿Cómo es posible que en los zoológicos no tengan dardos tranquilizantes más eficaces?
La decisión ha enfurecido a una gran parte de la población. Incluso se ha abierto una petición en Change.org donde más de 470.000 personas reclaman «Justicia para Harambe»: «los abajo firmantes creemos que el niño no habría sido capaz de entrar en el recinto con la supervisión paterna adecuada». Y añade: «Se cree que la situación fue causada por una negligencia de los padres y el zoo no es responsable de las heridas del niño y de un posible trauma».
Si ya todo el mundo pensaba que el gorila solo quería proteger al niño de la tensa situación en la que se encontraban, este vídeo encontrado en la hemeroteca parece confirmar esta teoría. Lo que vais a ver a continuación ocurrió en el zoo de Brookfield (Illinois, Chicago) en 1996. Binti Jua, una gorila hembra de ocho años, salvó la vida de un niño de tres que había caído en su recinto desde una altura de seis metros. Dado el impacto, el pequeño quedó inconsciente y magullado. Fue entonces cuando Binti Jua se aproximó al pequeño, lo cogió en sus brazos y lo llevó hasta la esquina del recinto ¿por qué? porque sabía que era por donde entraban los cuidadores habitualmente. Cuando estos entran a por el niño, se ve como ella lo entrega sin ninguna resistencia.
Fuente: FOX
Redacción QUO
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