Todos hemos tenido más de un desencuentro en nuestra vida con un mosquito. Aunque el ‘sello personal’ que dejan en tu piel resulta bastante incómodo y molesto, nadie se ha planteado alguna vez lo terrible y violenta que es en realidad su picadura.

Para chuparte la sangre estos microvampiros utilizan varias partes de su minúsculo cuerpecillo. En primer lugar, cuando un mosquito te pica se llena la boca con tu sangre y, posteriormente, inyecta su saliva en tu piel. Lo hace mediante una prolongación de su faringe que es bastante flexible y puede buscar sin esfuerzo los capilares. Ah! Las proteínas que contiene la saliva del mosquito desencadenan una leve reacción de nuestro sistema inmune, que se traduce en el clásico y molesto picor.

Además, dispone de seis piezas bucales que recuerdan a una aguja (que son las que clavan en tu piel).

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En un principio, la picadura de un mosquito común no tiene mayor relevancia. Pero hay otros con más mala baba que trasmiten enfermedades como el dengue, el zika, la fiebre amarilla o el virus del Nilo Occidental.

Redacción QUO