Hasta en los lugares más pequeños e insospechados residen grandes misterios. Gracias al análisis del material genético de las mitocondrias (ADNmt), los orgánulos que proveen de energía a las células, se ha podido conocer cómo aparecieron los peces en las alturas del Tíbet.
La superfamilia de las lochas (Cobitoidea) constituye el grupo más extenso de peces que se ha adaptado a la meseta. El más abundante es el dojo tibetano. Los científicos chinos se propusieron descubrir su parentesco con dos géneros asiáticos: Nemacheilidae, también existente en África, y Twiplophysa, más exclusivo del Tíbet.
Esta meseta se formó durante una de las épocas geológicas más ‘moviditas’ de la historia de la Tierra. Mientras Arabia quedaba unida a Europa, cerrando el antiguo mar de Tethys (ahora el Mediterráneo), la India se había unido al sudeste Asiático, levantando la cordillera del Tíbet y causando un cambio climático en la región.
A partir de ahí, la adaptación a las duras condiciones se había convertido en un reto. Gracias a la genética, podemos conocer de qué manera se enfrentaron los peces a él. Un equipo de investigadores del Instituto de Hidrobiología china (IHB) y la Academia China de las Ciencias ha empleado los mitogenomas para investigar el origen de sus especies más representativas. Pusieron el foco, en concreto, en dos genes: TP8 y ND1, responsables de la adaptación a grandes alturas.
En total analizaron 32 mitogenomas, junto a los 64 que ya habían sido estudiados con anterioridad. Según el análisis molecular, la unión de linajes podría haberse originado hace 23,5 millones de años. Concretamente durante el Mioceno Temprano, más de 25 millones de años después del choque de la India con Asia. El cambio de temperaturas pudo haber contribuido a una mutación rápida de su antepasado común.
Redacción QUO