Sin entrar en la valoración, al menos no inicialmente, de la noticia, no es la primera vez que se habla de la caza como un recurso más para ayudar a la conservación. Cerca de un año después de la controversia respecto a la muerte de Cecil el León, investigadores del Instituto Durrell de Conservación y Ecología, DICE por sus siglas en inglés, aseguran que la caza es buena para la conservación de leones, pero sólo cuando los derechos de gestión de la tierra se dan las empresas de caza a largo plazo.
El Dr. Henry Brink y el Dr. Bob Smith de DICE y y el profesor Nigel Leader-Williams de la Universidad de Cambridge, estudiaron las tendencias de la población de leones en la reserva Selous Game Reserve de Tanzania.
Esta área protegida se divide en bloques a los que se asignan derechos de caza para diferentes empresas. Sus resultados, publicados en PlosOne,demostraron que las zonas asignadas para su explotación a corto plazo sufrían de sobre-caza, mientras que aquellas cedidas a largo plazo, diez años o más, mantenían un equilibrio. De acuerdo con Brink “nuestra investigación muestra que, quienes tienen los derechos de explotación de caza durante al menos una década, son más propensos a gestionar los recursos de la región de forma sostenible. Esta es una lección importante para la conservación de los leones, ya que la pérdida de hábitat significa que esta especie está cada vez más restringida a las áreas protegidas”.
La investigación propone llamar la atención para cambiar el sistema de tasas de caza en Tanzania. “En la actualidad – explica Leader-Williams –, el gobierno vende los bloques de caza a bajo precio, y aumenta la recaudación estableciendo altas cuotas por cada trofeo. Esto anima a que sólo se asignen bloques en el corto plazo para disparar más leones , a expensas de la sostenibilidad y los beneficios a largo plazo. Si se aumentaran las tasas por zonas de caza, se redujeran aquellas por trofeo, se podrían obtener los mismos beneficios”.
“Los resultados pueden ser una sorpresa para el público en general – concluye Smith –, pero la mayoría de los conservacionistas, piensan que la caza podría desempeñar un papel fundamental en la conservación de esta especie, porque los leones necesitan grandes áreas para prosperar, y la gestión de esta tierra es cara”.
Independientemente de los resultados, ¿hay algún otro medio para salvar especies en peligro que no involucre la muerte de algunos? Existen pocos estudios que comparen los beneficioseconómicos que genera la caza y los producidos por el turismo. En Sudáfrica, por ejemplo, el primero genera unos 65 millones de euros anuales, mientras que el turismo trae más de 20.000 millones.Una diferencia de 300 veces más. Claro que no todo el dinero que traen los visitantes se destina a la conservación, la mayor parte está destinado al sueldo de los empleados de servicios, algo que, en un gran porcentaje, sí ocurre con la caza. De hecho, la revista Conservation Magazine se preguntaba qué ocurriría si se prohibiera la caza.
En el artículo, firmado por Jason Goldman (doctor en comportamiento animal), se menciona que “De 52 zonas de conservación de Namibia que en 2014 obtuvieron algún tipo de beneficio económico de la vida silvestre (es decir, sus ingresos fueron mayores que sus gastos), más de la mitad o casi todo el dinero provenía de la caza. Sólo seis dependían principalmente del turismo, mientras que 18 zonas de conservación se beneficiaron por igual de ambas actividades. Y otro datos más: después de comenzar sus operaciones, las zonas de conservación obtenían beneficios con mayor rapidez de la caza (en menos de 3 años) que del ecoturismo (6 años, en promedio). También es diferente los beneficios que cada actividad ofrece. Para decirlo claramente, la caza genera dinero y carne, mientras que el ecoturismo ofrece empleo”.
Robin Naidoo, investigador del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), señala que es irónico que los conservacionistas europeos y americanos se indignen por la caza en África, cuando en Estados Unidos, los cazadores generan unos 38.000 millones de dólares anuales en beneficios secundarios para la conservación, sin tener en cuenta impuestos y licencias de caza.
Si en Sudáfrica se aplicara una tasa de conservación a todos los turistas del 0,5%, los beneficios obtenidos serían mayores que los que se consiguen por la caza. El problema es que este dinero llegue a quien tiene que llegar, porque una vez que los terrenos dejan de ser cotos de caza puede que ya no sean de interés para quienes los mantengan y si el dinero no llega, se abre la veda para la caza furtiva. ¿Hay alguna solución?
Juan Scaliter