Este fin de semana parece que el invierno no solo se adelantó, sino que llegó pisando muy fuerte. Y parte de la culpa tiene que ver con el vórtice polar, una zona de baja presión en la que reinan las masas de aire frío. Tiene unos 1.000 kilómetros de diámetro y, como su nombre indica, se encuentra en los polos de nuestro planeta.

En el sur el vórtice es mucho más estable debido a que las ondas planetarias (oscilaciones que se producen en el océano y la atmósfera) no se encuentran con tanta masa planetaria como en el hemisferio norte y fluyen con mayor “libertad”. En cambio, el vórtice polar del hemisferio norte, a unos 60º de latitud, se ve más afectado por estas ondas que contribuye a romperlo. “El vórtice es como una peonza – explica Isabel Zubiaurre Molina, doctora en física y responsable de meteorología en La Sexta – que va desde capas altas de la estratosfera hasta la troposfera. Lo que ocurre con esta “peonza” es que a medida que pierde fuerza, su giro comienza a debilitarse y a tambalear. Al principio del lanzamiento, la peonza gira recta y ocupa una zona muy específica, pero cuando se debilita su giro se vuelve errático y se extiende a otras regiones. Eso es lo que ocurre con el vórtice polar: al debilitarse empieza a llevar frío a otras regiones. En pocas palabras: si la circulación cerrada es fuerte, todo el aire frío se queda alojado alrededor del polo pero cuando se debilita (vórtice débil, peonza pierde fuerza), ese aire frío es desalojado hacia Europa o EEUU”.

La actividad del vórtice es cíclica: en invierno son más potentes debido al gradiente térmico (básicamente cuan rápido cambia la temperatura entre dos regiones) mucho mayor en dicha estación.“El año pasado por ejemplo – continúa Zubiaurre –, no tuvimos tanto frío debido a que este vórtice era muy fuerte, aún en enero. Sabiendo su comportamiento, podemos anticipar el tiempo con 15 días de anticipación: es lo que tarda la modificación en llegar desde las capas altas del vórtice a las más bajas. Lo que ocurre es que esta vez ha ocurrido de modo muy fuerte y mucho antes de lo esperado. Los expertos señalan que el cambio climático está provocando el debilitamiento del vórtice, lo que indica que los inviernos serán cada vez más fríos”.

Quizás sea hora de empezar a pensar en Saturno. Nuestra planeta no es el único que tiene vórtices polares. Venus tiene dos en un mismo polo, Titán también tiene el suyo propio, pero el que más tentador resulta es el de Saturno, el único vórtice cálido del sistema solar. Bueno, cálido en relación a la temperatura promedio del planeta, porque allí el termómetro no pasa de los 80º bajo cero.

Juan Scaliter