Tras el perfil de los elefantes no sobresale el Kilimanjaro, pero la tierra roja con la que se baña la manada de Pambo, Coco y Cristina recuerda al parque tanzano de Amboseli, a poco que la imaginación se confunda ante un laboratorio de ensayos de la naturaleza. La tierra, en Cabárceno, le debe su color rojo al hierro y al hombre. 750 hectáreas (equivalentes a 750 campos de fútbol) que fueron un productivo yacimiento de hierro a cielo abierto. Los del lugar recuerdan cómo jugaban con las vagonetas que arrastraban el metal hasta los cargueros que aguardaban en la costa cántabra.

El Parque se extiende sobre el macizo de Peña Cabarga, donde la roca caliza y la fidelidad de la lluvia diseñaron un extravagante paisaje kárstico de crestas y cañones suicidas. Entre ellos, ajenos a prismáticos y smartphones, pacen y guerrean 970 animales cautivos, representantes de más de 100 especies, gran parte procedentes de África. En la trastienda, ocupado en hilvanar detalles y heridas, nos recibe Santiago Borrogán, jefe de los servicios veterinarios. “Cabárceno es un laboratorio de ensayo con animales salvajes por su paisaje y por el manejo que hacemos de las especies. Por ejemplo, nadie cuenta en Europa con un grupo de 14 elefantes, idéntico al que puedes encontrar en África”. Ese laboratorio ha dado frutos. “No se conocían los ciclos hormonales de los elefantes africanos: cuándo están en celo. No puedes acercarte para sacarles sangre, así que buscamos un método de estudio indirecto: el análisis de heces y orina. Tardamos cinco años, y lo hicimos en colaboración con la Universidad de Gotinga, en Alemania”.

Cuestión de hormonas

Elaboraron un cronograma hormonal de cada ejemplar de la manada. Santiago Borrogán explica algunas peculiaridades: “Las hembras no salen en celo al mismo tiempo. Tampoco es estacional. Ahora, solo con estudiar sus heces, sabemos si es fértil, si está gestante, incluso el día en que va a parir. Es muy útil en zoos donde tienen que inseminarlas, para saber cuándo es el momento adecuado”. Queda una incógnita: “Tienen un ciclo de cuatro meses, con tres celos al año; sin embargo, durante uno de esos celos el macho no las cubre, y no sabemos por qué”.
Uno de los peores días en el Parque fue aquel en el que siete jirafas aparecieron muertas. El culpable fue un trébol “amenazado” que ellas introdujeron en su menú. Ante un ataque exterior del tipo rebaño de vacas, helada o granizada, el trébol produjo una sustancia tóxica, un veneno fulminante.

Pero Santiago Borrogán apunta que las peores batallas se dan entre humanos; tensiones entre dos pilares básicos: “Interferir lo menos posible en la vida de los animales y poder acceder a ellos para curarlos. Hay un gorila al que no puedes acercarte, escupe las pastillas, es muy agresivo… Como veterinario, considero que no puedes supeditar su salud a la intromisión en su conducta salvaje. Si le pasa algo, en lugar de llamar a un veterinario, tendrán que llamar a un carnicero”. ¿Discutible?

A sus anchas

Los 6.000 metros de lago convierten a Cabárceno en el recinto de hipopótamos más grande de Europa. Con tanto espacio, cuando nace una cría no es necesario separar al macho de la madre para evitar el infanticidio , como hacen en parques más pequeños.

Elefantes sin heridas

Tienen un espacio de 25 hectáreas para moverse, imposible en cualquier otro zoo. Tener tanto espacio hace que nunca hayan tenido que cortarles las uñas, y permite que dos machos merodeen el mismo grupo de hembras, como ocurre en África.

Al galope

Los grupos de jirafas se desplazan libremente sobre la hierba. Están formados por varias hembras con sus crías y machos juveniles, todos ellos liderados por un macho adulto.

Nacimientos

En este caso, el debutante es un hipopótamo. En el parque se ha logrado la reproducción en cautividad de la mayor parte de las especies.

No me comas la oreja

Las cebras viven en manadas, en las que sus características rayas les sirven para identificarse unas a otras. Concretamente, la porción más característica de su estampado se sitúa en la zona del hombro.

Contraluz de babuino

Su silueta recortada por el sol al atardecer. Es un babuino de Guinea (Papio papio), procedente de la costa oeste del Norte de África.

Idilio de grupo

Los babuinos forman grupos que pueden llegar superar los 200 componentes y se ha descubierto que son capaces de crear lazos de amistad puramente «platónica» entre machos y hembras.

No es amor

Aunque lo parezca. Estas dos jirafas están chocando los cuellos en una lucha entre  machos llamada necking.

Watusi posando

Marina Calvo, la fotógrafa a quien debemos las imágenes de este reportaje, explica que la disposición de los watusi fue puro azar: “Durante un mágico segundo se alinearon para protegerse de la lluvia”, explica.

Macacos en familia

Son muy protectores con sus crías, y cualquier miembro de la comunidad puede encargarse de sus cuidados.

Gaures desde la ventana

Es un bóvido muy corpulento que habita en las zonas boscosas. Está en grave peligro de extinción debido a la reducción de sus espacios naturales.

Cebra grevy

Originaria de Etiopía y Somalia, está en grave peligro de extinción. Su cabeza es más alargada y robusta que la de otras especies, y pare una sola cría tras  13 meses de gestación. En Cabárceno tienen una recién nacida.

Preparadas para el despegue

La majestuosa silueta de las gazas ofrece un impresionante espectáculo contra el cielo del parque.