Hay lugares en el mundo que no dan buena espina. Otros quedan descartados para cualquier visita después de conocer las historias a las que han servido de escenario. Los peores han sido marcados con sangre y fuego. Desconfía cuando estén bajo tierra y tras una puerta inquietante; puede que sea mejor no entrar. Estás avisado.

Beppu, un lindo averno budista

 

En Japón, puedes ir al infierno en autobús. Y es conocido por ser un lugar de interés paisajístico. Las aguas embarradas y humeantes del infierno de Beppu dan un toque bucólico a la visita. Moderneces. Quienes se ocupaban de torturar y ajusticiar en ella, en el pasado, no parece que se pararan a pensar en la belleza del paraje.

 

El inframundo maya está en Belice

Los muertos esperan tu llegada. Los minerales del agua que inunda la cueva de Actun Tunichil Muknal han hecho que los esqueletos de quienes perecieron en el lugar se cristalicen en forma de escultura macabra. No descansan en paz: son víctimas de sacrificios humanos de los mayas.

 

Masaya, la boca del infierno

Los conquistadores españoles pronto detectaron la maldad que se respiraba en el volcán Masaya, en Nicaragua. Lo llamaron Boca del infierno y, de hecho, lo fue para muchas personas. Los supersticiosos habitantes locales tenían la infame costumbre de sacrificar personas para apaciguar el aliento de la deidad. Solo mataban mujeres y niños.

 

 

Infierno soviético en el volcán Darvasa

El aliento del diablo comunista pega fuerte en el cráter de Darvasa, en Turkmenistán. Según la leyenda, el cráter solo expelía mal olor cuando una expedición soviética lo descubrió, en 1971. Pensaron que quemar los gases que lo provocaban sería una buena manera de quitarse la nauseabunda peste de encima, y la colada que encendieron no se ha apagado desde entonces.

Foto: Tormod Sandtorv/Flickr

 

 

Las tinieblas te esperan en la montaña Ming

Este complejo se llama la Ciudad de los fantasmas y está construido en la montaña Ming, en China. Los muertos te pondrán a prueba si osas entrar: primero deberás atravesar un puente que solo admite a los virtuosos, luego superar un juicio de ultratumba, y finalmente, permanecer tres minutos a la pata coja sobre una piedra. Dicen que dos sabios inmortales idearon todo el sistema.

 

Alepotrypa, la entrada al Hades griego

 Los primeros restos humanos de este sistema cavernoso griego tienen una antigüedad de alrededor de 6.000 años. Las ofrendas se acumularon desde entonces. Cuando, hace cuatro años, los arqueólogos exploraron la cueva, que había permanecido oculta durante siglos, estos restos y una laguna evocaron la imagen infernal. No sería extraño que los cadáveres y el agua inspirasen el mito del Hades, el infierno griego al que se llegaba tras navegar por la laguna Estigia.

Foto: Gianluca Cantoro, Fundación para la Investigación y el Desarrollo de Hellas.

 

La Cueva de la sibila de Cumas

Las sibilas eran mujeres a las que la tradición griega atribuye poderes proféticos. En La eneida, una de ellas amplificaba sus vaticinios con cien bocas. Puede que sus restos descansen en esta cueva, que no tiene cien, pero sí decenas de puertas.

Foto: Wikimedia Commons