Lavarse compulsivamente las manos o coleccionar objetos de forma patológica ya tiene tratamiento en el quirófano. Surte efecto en la mitad de las personas con estos problemas. La operación consiste en colocar una batería en el pecho que proporciona energía a unos electrodos situados en el cerebro. Mediante la estimulación eléctrica se activan tres dianas: la cápsula interna y los núcleos acúmbeo y subtalámico. “Son las áreas donde la estimulación tiene un efecto positivo sobre el trastorno obsesivo compulsivo”, según Juan Antonio Barcia, jefe de Neurocirugía del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. No obstante, antes de operar, se prueba el resto de opciones terapéuticas. La introducción de la estimulación profunda «ha mejorado la percepción de la cirugía psiquiátrica por parte de psiquiatras, neurocirujanos y por la propia sociedad, ya que antiguamente esta se centraba en provocar lesiones para tratar las enfermedades», explica Juan Antonio Barcia.

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Redacción QUO