Las grandes olas de calor en verano se volverán cinco o diez veces más posibles durante los próximos 40 años, según un artículo publicado en la revista Science.
Las olas de calor son un fenómeno natural que puede causar grandes daños, como sucedió en Europa en el verano de 2003. Se estima que más de 52.000 europeos murieron por las elevadas temperaturas. La Península Ibérica fue uno de los lugares donde los termómetros registraron las cifras más altas. Localidades como Denia (Alicante) o Alentejo (Portugal) llegaron a superar los 47 °C.
No obstante, es improbable que este tipo de olas de calor tan extremas se vuelvan a producir antes de 2050, según los responsables del estudio, un equipo internacional de investigadores, entre ellos el español Ricardo García-Herrera, presidente de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Eso sí, los investigadores señalan que la ola de calor que arremetió en grandes partes de Europa del este el pasado verano fue aún más caliente y más extendida que la ola de calor de 2003. Las temperaturas tan elevadas causaron en 2010 más de 55.000 muertes, enormes incendios forestales, pérdidas en las cosechas de un 35% y pérdidas económicas millonarias de un uno por ciento del producto interno bruto de Rusia.
Para poner esta última ola de calor en perspectiva, los autores del estudio la compararon con otras anomalías de temperatura producidas desde 1871, en términos de longitud, extensión espacial y temperatura. Tras cotejar los datos, determinaron que este evento fue más severo que el del 2003.
Los investigadores también descubrieron que al menos dos veranos en esta década han sido muy probablemente los más cálidos en los últimos 510 años en Europa.
Redacción QUO