El Ministerio de Agricultura de China ha confirmado los primeros casos de peste porcina africana en la capital china Beijing, una enfermedad que se ha extendido por todo el país a pesar de los esfuerzos por contenerla.

La enfermedad fue identificada en dos granjas en el distrito de Fangshan en el suroeste de Pekín, donde 86 de los más de 1.700 cerdos, que vivían allí, murieron a causa de la enfermedad.

Desde entonces, un grupo de trabajo especial ha cerrado las granjas para su desinfección, mientras que los cerdos vivos y los productos de cerdo no pueden abandonar el área.

Al mismo tiempo, altos funcionarios del ministerio aseguraron durante una sesión informativa que 600.000 cerdos han sido sacrificados desde que la peste porcina africana se detectó por primera vez en agosto. Debido a que no existe vacuna o antídoto, el sacrificio es la única opción para evitar más contagios. China es el mayor consumidor y productor de carne de cerdo del mundo.

«China tiene un comercio frecuente con los países afectados con una enorme cantidad de bienes intercambiados – señala el comunicado –. Junto con el largo período de incubación de la enfermedad y la dificultad de detección, existe un alto riesgo de que la enfermedad se reintroduzca”.

El ministerio también ha culpado a la propagación de los métodos de cultivo atrasados, la falta de higiene y la necesidad de transportar cerdos a grandes distancias para la venta.

La peste porcina ya ha causado un aumento en los precios del cerdo en el gigante asiático y ha alimentado los crecientes temores de un gran impacto en el mayor productor de cerdos del mundo.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ya había advertido en agosto, que la enfermedad podría propagarse a otras partes de Asia.

La peste porcina africana no es dañina para los seres humanos, pero causa fiebre hemorrágica mortal en cerdos domésticos y jabalíes.

Juan Scaliter