Fumar y beber alcohol de forma habitual, son hábitos (o vicios) que están relacionados. Son muy adictivos y, por lo general, la gente que bebe mucho también fuma. Y hacer una cosa suele ir acompañada de la otra. Pero un nuevo estudio revela que las raíces neurológicas de estas adicciones son muy diferentes. Algo que puede ser trascendental de cara a buscar posibles tratamientos.

Investigadores de la Universidad de Warwick, realizaron una investigación con 2.000 voluntarios, en la que usaron resonancias magnéticas para descubrir que regiones del cerebro se activaban al fumar y al beber.

Y lo que descubrieron fue que los fumadores mostraban unos niveles muy bajos de conectividad en el llamado córtex orbitofrontal lateral. Una región que está vinculada con el control de los impulsos. Y cuanto más fumaban, menos conectadas estaban las células cerebrales de dicha área.

En cambio, los bebedores mostraban una conectividad muy alta el córtex orbitofrontal medial, región vinculada con los sistemas de recompensa. Lo que sugiere que consumir alcohol puede estar vinculado con un aumento del placer.

Estos resultados fueron patentes incluso en los voluntarios que fumaban o bebían muy poco.

Fuente: IFL Science.

Vicente Fernández López