¿Si o no? Los científicos siguen investigando si el uso continuado de los móviles causa o no cáncer, y de momento parece que gana el no. El último de los estudios acaba de hacerlo público el British Medical Journal y tiene el valor de que, por primera vez, ha investigado los efectos a largo plazo sobre un grupo de población muy amplio.

Los científicos del Instituto de Epidemiología de Cáncer de Copenhague han seguido a 358.403 usuarios de móvil durante 10 años, de los que 10.729 desarrollaron un tumor. Después de analizar los datos con la incidencia y los tipos de cáncer que se diagnosticaron en el resto de la población danesa llegaron a una conclusión: no existe más riesgo de desarrollar un tumor por usar mucho tiempo este dispositivo. También descarta que las ondas electromagnéticas que emiten los móviles aumenten la posibilidad de un cáncer en el cerebro, tal y como se había apuntado en algunos estudios.

Las investigación ha aparecido seis meses después de que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, IARC, incluyera los móviles entre los agentes potencialmente carcinógenos. La agencia, dependiente de la OMS, tomó esta decisión después de revisar las investigaciones realizadas hasta entonces, pero recomendaba seguir investigando para llegar a una conclusión definitiva.

El primer estudio ya ha llegado y desmiente rotundamente la vinculación de los teléfonos con el cáncer. Aún así, los propios científicos del Instituto de Epidemiología del Cáncer de Copenhague dicen que hay que seguir investigando: “Como el aumento del riesgo, tanto leve como moderado, en grupos reducidos de usuarios muy activos durante períodos más largo que 10 ó 15 años, no puede ser descartado, futuros estudios garantizarán un análisis más extenso, de tal manera que se minimicen los errores potenciales en la clasificación o en la parcialidad en la selección». En el mismo sentido se manifiesta el editorial del British Medical Journal que firman los profesores Anders Ahlbom y Maria Feychting, del Instituto Karolinska de Suecia.

Redacción QUO