Cuando nació de forma prematura el pasado mes de agosto apenas cabía en la mano de sus padres y tenía todo su cuerpo a medio crecer. Este joven luchador decidió llegar al mundo demasiado pronto, con tan solo 24 semanas de gestación y con un peso de apenas 268 gramos. Después de medio año ingresado en la unidad de neonatos del hospital universitario japonés Keio de Tokio ya ha sido dado de alta para irse a casa, pero el proceso ha sido largo.
Durante todo este tiempo, su crecimiento ha sido monitorizado minuto a minuto, teniendo un cuidado extremo en que sus constantes vitales no fallasen en ningún momento. Justo hace una semana, abandonaba esta zona del centro médico, dos meses después de la fecha en la que tendría que haber nacido. Por fin ha podido irse a su casa con sus padres quienes, al comienzo, aseguraban guardar pocas esperanzas de que el bebé fuera a salir adelante, pero nunca perdieron la esperanza y el pequeñajo ha llegado hasta los 3.2 kg y se alimenta con total normalidad.
Según un informe de la Universidad de Iowa de los bebés más pequeños jamás nacidos en el mundo, este es el que nació con menos peso. Además se trata de un caso que ha salido adelante, por lo que la alegría de la familia y del doctor que le atendió, Takeshi Arimitsu, es inmensa: «Quiero mostrar que siempre hay una posibilidad de que los bebés puedan salir del hospital con buena salud, aunque hayan nacido tan pequeños».
El último caso conocido de un bebé en esta situación fue registrado en Alemania, donde un niño nació con 274 gramos de peso. Si miramos a las niñas, justo encontramos un caso también en el país germano, en 2015, donde una pequeña vino al mundo con 252 gramos de peso.
La esperanza de vida de estos niños que nacen con tan poco peso es muy baja. En el caso de Japón, si nacen con menos de 300 gramos, las posibilidades se reducen a un 50%, teniendo menos problemas las niñas que los niños. De ahí que este caso sea todo un milagro…
Fuente: BBC
Alberto Pascual García