Lo primero que hay que aclarar es que si hablamos de beber, estamos refiriéndonos a hacerlo con moderación. La pregunta lógica es ¿qué constituye exactamente «beber con moderación»? De acuerdo con las indicaciones del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, moderación significa unos 350 ml de cerveza (5% de alcohol) para ellas y el doble para los hombres.
Lo que ocurre con las bebidas alcohólicas es que tienen un efecto deshidratante, algo que obviamente no es bueno a la hora de enfrentarse a olas de calo o actividad física. Obviamente no es lo mismo una bebida con una graduación alcohólica de un 5%, como las cervezas, una de 14, como un vino o una con una graduación de 40%, propia de los destilados. Esto se debe a que el alcohol impide que nuestro cuerpo produzca vasopresina, una hormona antidiurética. Normalmente, la vasopresina en el torrente sanguíneo le dice al cuerpo que no orine tanto; pero cuando vamos “achispados”, hay menos vasopresina, vamos más al baño y nos deshidratamos a mayo velocidad, no solo de líquido, sino también de minerales como sodio y potasio.
¿Qué efecto produce la cerveza en este contexto? Un estudio, publicado en Frontiers in Nutrition, buscó responder a esta pregunta.
Un equipo de científicos, liderados por Marco Mensink, analizó a once voluntarios que se ejercitaron en una bicicleta estática durante 45 minutos a un 60% de su potencia máxima, hasta alcanzar un nivel de deshidratación leve (1% de pérdida de masa corporal). Posteriormente consumieron una de las siguientes cinco bebidas (en una cantidad igual al 100% de su pérdida de sudor): cerveza sin alcohol (0.0%), cerveza con bajo contenido de alcohol (2.0%), cerveza (5.0 %), una bebida isotónica y agua.
Los resultados no mostraron una variación notable entre las bebidas. Solo se observó una diferencia de corta duración entre la cerveza de 5% y la bebida deportiva isotónica en la producción de orina.
En cuanto a la rehidratación, ninguna de las opciones individuales cumplió los objetivos. La mejo opción resultó ser la combinación de una cantidad moderada de cerveza, con un contenido de alcohol variable, suficiente agua o bebidas con electrolitos y carbohidratos, y alimentos salados.
Un detalle no menor, este último estudio fue financiado, en parte, por el Instituto Holandés de la Cerveza.
Juan Scaliter