La obesidad infantil es una de las grandes amenazas del mundo occidental. España es uno de los países ‘líderes’ en este problema en Europa y los estudios calculan que más de una cuarta parte de nuestros niños tiene sobrepeso o directamente es obeso. Ello repercutirá en una peor calidad de vida y mayores riesgos para su salud, tanto durante la infancia y adolescencia como posteriormente en la edad adulta.

En estas circunstancias, ¿es legítimo que asociaciones profesionales de médicos permitan que sus instituciones aparezcan en campañas publicitarias de ciertos alimentos? El caso más evidente corresponde a la Asociación Española de Pediatría (AEP), cuyo logo acompaña las campañas de promoción de unas galletas, la Dinosaurus, especialmente destinadas al público infantil.

Galletas en la consulta
Estas galletas no sólo cuentan con el sello de esta asociación profesional, sino que además disponen de una web específica en la que los médicos, a cambio de aportar sus datos, pueden recibir una caja que incluye pequeños paquetes promocionales de Dinosaurus. El objetivo es que los facultativos repartan el producto en sus consultas.

¿Es legítimo que una asociación como la AEP promocione un productos de estas características? El médico de familia Vicente Baos lo niega rotundamente: «Ninguna sociedad científica o profesional sanitario conocido por su actividad profesional debería anunciar nada. Compromete a un grupo profesional en el apoyo a un producto comercial. Es inaceptable».

Para Baos el problema no es este producto en sí, las galletas, sino cualquier tipo de promoción de esta clase: «Da igual, como si fuera aceite de oliva virgen o manzanas de Asturias. Poner la imagen de una sociedad profesional de médicos al servicio de un comerciante es muy inadecuado. Ganar dinero por esa vía me parece poco ético».

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Fundaciones con omega-3
Pero la AEP no está sola en este tipo de promociones. La Fundación Española de Cardiología (FEC) incluía hasta hace poco su aval en una campaña del suplemento alimenticio Megared, con omega-3. Con el logo a tamaño gigante y nombrando a la propia entidad, el anuncio televisivo parecía una recomendación clara de la Fundación para el consumo del producto. Tanto, que la propia institución decidió suspender la emisión televisiva, aunque los anuncios se mantienen en la página de YouTube de la firma comercial.

«Nada de lo que cuenta ese anuncio es falso y también es legal, explica el investigador de la Universidad de Murcia José Manuel López Nicolás. Sin embargo, habría que plantearse la ética de promocionar un suplemento alimenticio que en verdad se vende como sustituto del pescado y que no fomenta ni el ejercicio ni otros hábitos saludables».

Redacción QUO