Los niños pequeños son unos egoístas de libro hasta los siete años; a partir de esa edad, aprenden a ser generosos. Los psicólogos de la Universidad de Zurich, en Suiza, lo han comprobando evaluando su “comportamiento prosocial”, aquellos actos voluntarios que benefician a otros. La prueba del nueve consistió en ver si eran o no capaces de compartir sus chuches con otros, y a partir de los siete años, el 80% sí lo fueron; antes, apenas unos pocos.
Redacción QUO
Consumir cannabis puede provocar cambios en el epigenoma del cuerpo humano, según sugiere un estudio…
Las pruebas sugieren que los grandes felinos extintos con dientes de sable conservaban a sus…
La falta de datos de la industria química en la UE impide a menudo evaluar…
El cambio climático podría convertirse en el principal causante del declive de la biodiversidad a…
La vitamina D altera las bacterias intestinales de los ratones y como resultado mejora su…
Los científicos confirman la composición del núcleo interno de la luna, que consiste en una…