Científicos de la Universidad de Tufts le han creado una crisis de identidad a unos pequeños invertebrados al crear un gusano que tiene el cuerpo de una especie y la cabeza de otra. Afortunadamente esta especie, aún, no se reconoce en el espejo. Básicamente lo que han hecho es utilizar la epigenética para provocar cambios en cómo se expresa el ADN, en lugar de cambiar sus secuencias. Los investigadores pensar que los resultados pueden tener implicaciones en los defectos de nacimiento, la regeneración y el desarrollo de tumores. El trabajo ha sido publicado en el International Journal of Molecular Sciences.
La “arquitectura” del diseño corporal de un animal se construye a partir de componentes de proteínas codificadas por el genoma. Sin embargo, las redes bioeléctricas compuestas de muchos tipos de células tienen sus propias dinámicas y pueden conducir a resultados morfológicos distintos durante la embriogénesis y la regeneración. Los científicos decapitaron un gusano de la especie G. dorotocephala, capaz de regenerar tejidos perdidos gracias a la presencia de neoblastos, células totipotentes, capaces de convertirse en cualquier célula del cuerpo. A continuación interrumpieron los canales de comunicación que utilizan estas células para la regeneración y modificaron el mensaje. Eso fue lo que les permitió dotar al cuerpo de G. dorotocephala, con cabezas de otras especies conocidas, como la S. mediterranea, D. japonica o P. felina. Cuanto menos emparentadas estaban las especies, más complejo resulta el modo de transformar a estos gusanos Frankenstein.
Pese a esta modificación, al cabo de unas semanas, el gusano volvía a “recuperar” su antigua cabeza.
Juan Scaliter