Ir al baño es una necesidad fisiológica que encierra un dilema casi hamletiano del que no solemos ser conscientes. Que es mejor: ¿hacer de vientre sentado o en cuclillas? En nuestra sociedad la mayoría de los inodoros son de tipo taza, lo que nos condiciona a que ya estemos acostumbrados a hacerlo sentados en la taza (lo de leer o no durante dicha actividad, ya es cosa de cada usuario). Pero numerosos estudios científicos sugieren que, probablemente lo estemos haciendo mal, y que en cuclillas sería una postura mucho más lógica y saludable.

Para entenderlo, hay que tener en cuenta el papel que juega el músculo puborrectal, que es el encargado de contener las heces mientras no queremos expulsar estas. Cuando nos sentamos, dicho músculo solo se relaja parcialmente, lo que obliga a que tengamos que esforzarnos para que salgan las heces. Mientras que al estar en cuclillas, ese esfuerzo extra no es necesario.

Uno de los primeros en percatarse de ello fue un médico e inventor israelí llamado Berko Sikirov quien, ya en 2003, contabilizó el tiempo que tardaban veintiocho voluntarios en hacer de viente. Quienes lo hicieron en cuclillas necesitaron una media de 114 segundos, frente a los 130 que les llevó a quienes estaban sentados.

Pero, por si el coste en tiempo y esfuerzo no fuera suficiente, otro restudio realizado en 2010 por expertos del Japan Medical Association Research Institute, reveló que quienes hacían sus necesidades sentados tenían más riesgo de sufrir inflamación colorrectal, hernias inguinales, y otro tipo de trastornos, a cada cual más molesto o grave.

En definitiva, que estos datos son lo suficientemente convincentes como para que nos planteemos, al menos, probar a hacerlo en cuclillas. quien sabe, a lo mejor le pillamos el gusto.

Vicente Fernández López