Mearse en una piscina es un acto incívico y asqueroso. Aunque ya sabemos que en el mundo existen energúmenos a los que eso no les sirve de impedimento. Pero, aún así, deberían pensárselo dos veces antes de darle gusto a su vejiga en el agua, porque orinarse en ella puede ser peligroso para la salud.
La Sociedad Americana de Química ha publicado un vídeo en el que explica las causas, basándose en los resultados de una investigación realizada en 2014 conjuntamente por especialista de la Universidad Agraria de China y la Universidad de Pardue, en Estados Unidos.
Y el problema está en la reacción química que se produce cuando entran en contacto el cloro de las piscinas con el nitrógeno que contiene la orina humana. El resultado es que se produce un compuesto llamado tricloruro de nitrógeno (Ncl3), que puede provocar daños en el corazón y en los pulmones.
Tal vez esto no sea muy alarmante para quien solo pasa un ratito en la piscina, pero si es un riesgo a tener en cuenta por quienes dedican mucho tiempo a nadar.
En el mismo estudio se reveló también que, en las piscinas analizadas, había una media de 80 mililitros de orina por persona. Un asco, en definitiva.
Vicente Fernández López