Que levante la mano aquel que no se ha sentido alguna vez un auténtico fraude en su trabajo. Según una reciente investigación de la Universidad de Salzburgo (Austria) es probable que levanten el brazo al menos un 70% de personas.

Este fenómeno es conocido como síndrome del impostor, y fue descrito por las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978. No se trata ni mucho menos de un trastorno mental, sino que define a aquellas personas que son incapaces de internalizar sus logros y de comprender el motivo de sus éxitos. Según se sabe, se da mayormente en personas con altas capacidades.

La nueva investigación de los científicos austríacos revela que al menos el 70% de los trabajadores han experimentado este fenómeno en algún momento de sus carreras. Lo peor es que esta falta de reconocimiento personal provoca graves consecuencias, como efectos negativos en la autoestima y en las perspectivas profesionales que tienen hacia su carrera, lo que les convierte en su peor enemigo.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores realizaron una encuesta anónima a 238 alumnos de su universidad que ahora trabajan en diversas profesiones. El estudio tenía como objetivo poner en evidencia los efectos del fenómeno del impostor y las consecuencias que su actitud tenía para su desarrollo profesional, la capacidad de adaptarse a las nuevas condiciones de trabajo y su conocimiento del mercado laboral.

Fue así como descubrieron que magníficos alumnos con altas capacidades, son menos propensos a desarrollar todo su potencial por esta causa. Infravaloran su talento, lo que puede llegar a arruinar sus carreras y tener un impacto negativo en la empresa. Por suerte, encontraron algo positivo: estos trabajadores. Según la doctora Mirjam Neureiter, aunque ni mucho menos sean incompetentes, «intentan dar lo mejor de sí para intentar evitar que descubran que son un fraude«.

Los investigadores sugieren que es conveniente que estas personas saquen todo el optimismo del que sean capaces y crean en sí mismas. Las personas que han sufrido este fenómeno, además de lo antes mencionado, suelen tener más probabilidades de caer en una depresión.

Fuente: dailymail.co.uk

Redacción QUO