Seguro que conoces a alguien con estas características: come lo que quiere, se atiborra de comida basura, bollos y otros elementos prohibidos en cualquier dieta, pero aun así, es una sílfide. Lo primero que hay que tener en cuenta es que ser delgado no implica estar sano.

Los «falsos delgados» (obesidad normopeso) son personas que, a pesar de tener un peso acorde con su estatura, presentan características que se asocian con la obesidad, como enfermedades cardiovasculares, alto riesgo de padecer diabetes mellitus 2 y deposición de grasa visceral. Este tipo de obesidad está relacionada con una dieta pobre y desequilibrada, así como con una vida sedentaria. Alrededor de un 20% de la población la padece, pero es muy difícil de detectar debido al efecto engañoso de la delgadez.

Un grupo de investigadores en Nutrigenómica y Obesidad de la Universidad de las Illes Balears, lleva años intentando buscar biomarcadores tempranos de riesgo metabólico y caracterizando este fenotipo con el fin de poder diagnosticar a estos pacientes a tiempo. Según explica la Agencia SINC, dicho grupo ha sido el primero en demostrar que una dieta pobre y rica en grasas «incrementa la expresión de una proteína, la KRT23, en el hígado de los animales con fenotipo falso delgado. Esta proteína ha sido descrita como marcador de enfermedad hepática en humanos (esteatohepatitis y progresión a hepatocarcinoma)».

Otro artículo publicado recientemente en Food and Nutrition Research, considera que también hay que buscar la expresión del gen CPT1A, el cual, al aumentar en las células sanguíneas, puede desvelar «el futuro desarrollo de alteraciones tales como la resistencia a la insulina y, particularmente, deposición de grasa en el hígado».

Fuente: Agencia SINC

Redacción QUO