Comer helado es uno de los grandes placeres del verano. Pero, en ocasiones, el goce puede convertirse en tortura. Y es que algunas veces un delicioso helado puede ser la causa que nos provoque un desagradable dolor de cabeza. Es un extraño fenómeno que se conoce como «cerebro congelado».
Aunque suene a algo realmente raro, lo cierto es que los estudios realizados revelan que una de cada tres personas ha experimentado este síndrome al menos una vez en su vida. Su nombre científico es sphenopalatine ganglioneuralgia, o neuralgia del ganglio esfenopalatino.
Con ese nombre se hace referencia a las terminaciones nerviosas que se encargan de transmitir al cerebro las sensaciones del paladar. Y, en ocasiones, al sentir un estímulo frío, esas terminaciones se pueden contraer y dilatar de forma brusca, lo que provoca el dolor de cabeza al que aludíamos.
Suele tratarse de un dolor breve, pero muy intenso, que se nota principalmente encima de los ojos o alrededor de estos. Algunos estudios realizados han revelado, que la velocidad a la que se coma el helado puede influir en sentir o no esa molestia. Es decir, cuanto más rápido nos lo comamos, más posibilidades hay de que se nos «congele» el cerebro.
fuente: EurekAlert.
Vicente Fernández López
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