El Corpus Hippocraticum es la compilación de unos setenta textos médicos, escritos entre los siglos V y IV antes de nuestra era, y atribuidos tradicionalmente a Hipócrates (el padre de la medicina contemporánea) y sus colaboradores y discípulos. De ese tratado se deduce que los antiguos griegos sufrían una auténtica plaga de parásitos intestinales, los cuales el autor clasifica en tres variedades: nematodos, oxiuros y lombrices. Y, ahora, una investigación realizada por especialistas de la Universidad de Cambridge ha encontrado evidencias que confirman lo escrito por Hipócrates.

Los investigadores removieron los sedimentos de distintos enterramientos griegos del período comprendido entre el año 4.000 y el 300 adC. Su objetivo era buscar restos fosilizados de excrementos humanos, una tarea en la que tuvieron éxito. Y la sorpresa fue aún mayor cuando descubrieron que algunos de ellos contenían huevos de parásitos. Pero, ¿serían los mismos que describía Hipócrates?

Pues en gran parte sí, ya que los huevos hallados pertenecían a una variedad de nematodos llamada Ascaris lumbricoides, y a otra deoxiuros, conocida como Enterobius vermicularis. Por el contrario, no se encontraron huevos de otras variedades descritas en el tratado. Según los investigadores, esto puede deberse a que los huevos de las dos especies de parásitos mencionadas, tienen unas membranas exteriores más robustas, lo que les ha permitido llegar intactos hasta nuestros días.

Los autores dele studio creen que los parásitos intestinales llegaron al territorio de la actual Grecia con los primeros pobladores humanos que se instalaron en la isla de Kea.

Vicente Fernández López