La publicación MBJ Case Reports recoge este mes de diciembre el caso de un hombre de 43 años que fue tratado por especialistas de la University of Virginia School of Medicine, después de que un análisis de sangre revelara que padecía lo que se conoce como anemia macrocítica, diagnóstico que significa que existe un problema en los glóbulos rojos que impide que la sangre transporte suficiente oxígeno. Los médicos fueron descartando posibles causas, entre ellas una posible hemorragia gastrointestinal, y finalmente descubrieron que estaba causada por una hemólisis por impacto, un mal que afecta a los corredores de largas distancias. Y se da el caso que el paciente era un atleta aficionado que se estaba preparando para una ultramaratón.

Esta afección es un cuadro que se produce más a menudo de lo que se cree por los entrenamientos continuados y de larga duración. El continuo impacto de los pies contra el suelo provoca una rotura de los vasos capilares de esa zona de la anatomía humana, que acaba causando a su vez una disminución del número de glóbulos rojos, lo que afecta a la cantidad de oxígeno que puede trasladar la sangre. Esta condición también se ha observado en nadadores, ciclistas y en militares que realizan largas marchas.

Afortunadamente, las consecuencias de la hemólisis por impacto no son especialmente graves, pero si impiden que un atleta (ya sea profesional o aficionado) alcance su rendimiento máximo. Pero, ¿cómo puede evitarse? Pues alternando los entrenamientos duros con otros menos intensos, y aumentando la ingesta de hierro, ya que se ha observado que su deficiencia puede favorecer la aparición de este síndrome.

Vicente Fernández López