El mundo del fútbol está conmocionado por la muerte de Bruno Boban, un jugador croata de 25 años, delantero del Marsonia que falleció a causa de un colapso provocado por un fuerte balonazo en el pecho. Durante cuarenta minutos, los servicios de emergencia trataron de reanimar al deportista, pero sus esfuerzos no lograron impedir el trágico final. Y, a raíz de lo sucedido, nos hemos preguntado: ¿es posible que un balonazo en el tórax pueda matar a una persona?

La respuesta es afirmativa. El término médico para designarlo es commotio cordis y, aunque no es algo que suceda con frecuencia, puede ocurrir si coinciden una serie de fatales circunstancias. Para que se produzca, la pelota tiene que impactar a una velocidad de unos 80 kilómetros por hora y de forma perpendicular sobre el tórax de la persona, golpeando directamente a la altura del ventrículo derecho, provocando una arritmia que en algunos casos es letal.

El resultado de dicho impacto no siempre es fatal, pero como ya hemos dicho en ocasiones provoca la muerte del jugador, aunque esté sano y no tenga ninguna patología cardíaca previa. Según los especialistas, este tipo de muerte súbita se produce sobre todo en adolescentes, y generalmente con pelotas de beisbol o bolas de hockey, que suelen see más duras que los balones de fútbol.

En el mundo de las artes marciales también se conocen las consecuencias que puede tener un golpe semejante y, por eso, se le apoda el toque de la muerte.

Vicente Fernández López